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Contexto,
contabilidad e investigación: notas acerca de su asintonía
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© Citar como: Quijano
Valencia, O. (2001): "Contexto, contabilidad e investigación:
notas acerca de su asintonía", [en línea] 5campus.com, Contabilidad
Internacional <http://www.5campus.com/leccion/contex> [y añadir
fecha consulta] |
Las nuevas
realidades de nuestro tiempo, dan cuenta de cómo la sociedad asiste a
transformaciones profundas en diversas esferas, cambios éstos que han
configurado una especie de redireccionamiento del sistema-mundo, en
correspondencia con los requerimientos del proceso de readecuación
institucional, comercial y geopolítica, propios del "nuevo orden"
económico internacional.
A pesar del
énfasis globalizador propio de las últimas décadas, es preciso indicar que el
fenómeno desde una unilateral lectura, se presenta como un asunto finisecular,
desconociendo su simultáneo origen en la irrupción de la época moderna
-modernidad- y los comienzos de la construcción del mercado mundial en el siglo
XVI. Al respecto, algunos autores han
logrado enriquecer tal discusión, planteando lo siguiente:
"podemos afirmar que desde la irrupción del capitalismo como un
sistema en la historia de la humanidad, no antes del siglo XVI, debemos hablar
de globalización... Las primeras formas de globalización se confundieron con el
mercantilismo, la formación de los estados-naciones absolutistas en Europa
-globalización mercantilista-... La segunda fase la conforman las revoluciones
burguesas (Francesa y Americana), es decir la época de la globalización del
capitalismo liberal. La Tercera onda propia
de finales del siglo XIX se presenta en medio de la crisis financiera del
capitalismo europeo, los estragos del mercado y la culminación del fordismo y
el americanismo, es decir, la globalización del Estado benefactor,... y
finalmente la globalización de nuestro tiempo, expresada como una nueva onda
expansiva del capitalismo" (Restrepo y otros, 1.996: 13-20)
Ante estos
aportes para la discusión, resulta inevitable intentar de manera adicional
indicar, que en la actualidad se hace hincapié en la globalización económica o
internacionalización de los mercados, desconociendo otras dimensiones, en tanto
la globalización constituye el estudio supremo de la internacionalización, la
amplificación en sistema mundo de todos los lugares e individuos, o la
globalización de la economía, la política, la cultura, etc.
De la
demarcación entre internacionalización económica -entendida como fenómeno y
expresión para explicar la creciente importancia del mercado como lugar clave
para la acumulación y realización de las mercancías- y globalización -como el
conjunto de modificaciones sistémicas del mundo contemporáneo-, es necesario
indicar que los desafíos planteados a las organizaciones, unidades económicas,
instituciones culturales y estados, deben observar de manera atenta, el
conjunto de realidades contemporáneas, con el propósito de evitar lecturas
equivocadas, es decir, exclusivamente desde lo económico y por consiguiente
desde la materialidad u objetivación.
De esta forma,
el sistema-mundo se caracteriza entre otros aspectos, por los siguientes: una
nueva fase de acumulación del capital, la reestructuración funcional del
Estado, la relocalización de los procesos productivos y de los conflictos
sociales, la desnacionalización del Estado, la transnacionalización del
capital, la intensificación del comercio mundial o el mercado intrafirma, la
interdependencia asimétrica, la concentración del poder mundial, la nueva
división mundial del trabajo, las demandas de ajustes de las estructuras de
cada país para su armonización con las exigencias internacionales, la
´desregulación´ económica y el desmembramiento de los estados, la
cientifización y tecnificación de la sociedad, la trascendencia de la
información, la afirmación local de los actores hegemónicos, la interiorización
en cada país de nuevas pautas de producción y consumo, la ampliación del
sistema-mundo mediante la profundización de las contradicciones históricas, la
eclosión de la alteridad o economía de las visibilidades, un nuevo marco
político signado por el predominio de la democracia liberal, la competitividad,
calidad y productividad como factores claves para la diferenciación, un nuevo
clima cultural; realidades que de una
parte, plantean grandes preocupaciones y situaciones dilemáticas para el mundo
contemporáneo, y de otra, generan desafíos u oportunidades por resolver, en
medio de la agresividad y exacerbación de las formas y visiones hegemónicas que
hacen tránsito en el proceso de dominación global y en el marco de la
reconfiguración histórica del poder.
Como se ha
dejado entrever, no existe una entidad única denominada globalización. Ante la multidimensionalidad del fenómeno,
tal vez, lo mejor sea hablar de globalizaciones, con el fin de entender de
manera amplia las direcciones propias de la contemporaneidad.
Estas nuevas
realidades aunque exigen a la profesión y disciplina contables –tanto en sus
presupuestos teóricos como en sus aplicaciones-, consideraciones y reacomodos,
han suscitado enormes problemas, hasta llegar al incesante debate alrededor de
la crisis de los procesos de formación contable, la no consideración de la
dimensión disciplinar de la contabilidad en un contexto dinámico, el no
atemperamiento de la contabilidad a las exigencias contemporáneas de las
unidades socio-económicas, la incapacidad
de los contables como protagonistas y lideres de la sociedad -en tanto técnicos
sin responsabilidad política-, la fragilidad e inconsistencia epistemológica
del ´saber´ contable, la inexistencia de comunidad académica contable, la
dificultad para mejorar la capacidad en la capturación de la realidad con
nuevas herramientas cognoscitivas, la no superación de la Contaduría Pública
como un problema de reglamentación de haceres; y en síntesis, el mantenimiento
monolítico y petrificado de la contabilidad frente al cúmulo de exigencias de
una sociedad que permanentemente se transforma a ritmos insospechados.
No obstante, al
interior de la comunidad contable durante los últimos décadas se pretende
recoger desde la dimensión de la globalización económica, los elementos que
afectan directa e indirectamente los modelos contables y de gestión, en
consonancia con el contexto económico y los ambientes de negocios; intentando
imaginar salidas oportunas y satisfactorias a las innumerables demandas
organizacionales, derivadas especialmente de los retos de una sociedad
postcapitalista basada en el conocimiento y en nuevas pautas acerca de la
gerencia de múltiples unidades económico-empresariales.
El escenario de
la globalización provee un lugar destacado a la información en los modelos o
procesos decisionales[1],
producto de rupturas con convenciones y la verificación de otras expresiones
paradigmáticas derivadas de nuevos desarrollos científico-tecnológicos,
mutaciones profundas en la cultural global, nuevas lógicas o formas de
interpretar el mundo, entre otros aspectos; a partir de los cuales se deriva una relación entre contabilidad y
´desarrollo´, con implicaciones en la actividad y desarrollo profesional y
disciplinar, las cuales según Fernando Restrepo Escobar, pueden explicarse de
la siguiente manera:
resulta básico en el
capitalismo moderno enfatizar en el papel del conocimiento del mercado como
estrategia competitiva organizacional.
La información es la base del conocimiento, ambos, conocimiento e
información, conforman la dupla sobre la cual se deben pensar hoy los roles de
los diferentes agentes sociales en las organizaciones modernas. La sociedad
postcapitalista conserva su naturaleza creadora de valor que el capital, como
relación social de producción, le imprime a todo proceso de producción, esto
es, al proceso de producción de bienes y servicios y hoy, más concretamente a
la producción de conocimiento y de información, producción que se desarrolla
hoy tanto en las organizaciones
académicas como productivas, entre las cuales se ha establecido y fortalecido
una necesaria y fructífera relación sistemática.... el conocimiento, como
activo y como creador de valor, ha obligado a repensar el concepto, el sistema,
el aparato y las instituciones, tanto educativas como productoras. ... El conocimiento es un criterio de
calidad, ya no como ventaja competitiva sino como condición de
competitividad. Así, el conocimiento se
asume dentro de las organizaciones como sustancia y como proceso, hacia la cual
debe dirigirse la gerencia del conocimiento. (Restrepo E, 1998: 22-23)
Retomando los aportes del profesor Jorge Tua Pereda, al realizar este análisis desde el punto de vista de la comunidad contable, clave en la configuración de sistemas de información financiero-empresariales, puede afirmarse que hoy,
...son más trascendentales cuestiones como la interpretación de la información, la planificación y organización de sistema informativos y el análisis de las consecuencias que la información produce en el entorno económico y social en el que se vierte; igualmente las funciones que la sociedad demanda del experto -contable o el gestor- son progresivamente más amplias y complejas, en lógica congruencia con la amplitud y complejidad de la actividad económica y social. El entorno cada día nos exige más creatividad, innovación e interdisciplinariedad. En ese entorno cambiante, el ejercicio del criterio del individuo en el desempeño profesional frente a situaciones o problemas novedosos y no previstos es no sólo necesario sino, también, imprescindible. Así mismo, la adaptabilidad, como mecanismo indispensable para obtener ventajas comparativas en la competencia que tiene lugar en todos los ámbitos, es la única respuesta adecuada, en contabilidad y en cualquier tipo de disciplina, al incremento exponencial de la flexibilización de las organizaciones (Tua Pereda, 1.998: 65).
De esta forma,
frente al predominio de la sociedad de la información o más exactamente la
sociedad del conocimiento, es indispensable trabajar alrededor de la
construcción de nuevas formas de concebir lo contable, la reconceptualización
de sus modelos, la pretendida armonización contable en contextos diferenciados,
las nuevas dimensiones contables
derivadas de los fenómenos del mundo actual, y en síntesis, insistir en
el conocimiento (know-how) como elemento crítico-trascendental y la tecnología
informativa como instrumento por excelencia, lógicamente como lo advierte el
profesor Jorge Manuel Gil, en medio del ejercicio de la “aparente contradicción a la que tiene que hacer
frente el conocimiento utilitario: información especializada e interpretación general”, en respuesta
al necesario cambio cualitativo que implica las modificaciones sistémicas del
mundo contemporáneo.
No de otra
forma se explica cómo en las últimas décadas algunos estudiosos han llegado a
afirmar que la contabilidad padece una pérdida de relevancia en el nuevo
contexto e igualmente no logra sintonizarse con una nueva etapa histórica
matizada por la centralidad del conocimiento y los intensos procesos de
investigación. Retomando al profesor
Luis Alfonso Colmenares, la nueva organización empresarial, los desarrollos
tecnológicos y la complejidad y competitividad como elementos característicos
de nuestro tiempo, “han llevado a
que hoy se hable de una crisis de la contabilidad, crisis que puede ser
solucionable inicialmente por el cúmulo de conocimientos y teorías ya
existentes y que aún pueden ser aplicables , añadiendo a esto un análisis más
amplio de su campo de acción y de su filosofía. Es evidente la necesidad de un cambio derivado tanto de las
modificaciones estructurales y orgánicas de la nueva empresa como del creciente
interés por las innovaciones tecnológicas.
Este cambio supondrá un nuevo diseño y el desarrollo de enfoques más
flexibles para la contabilidad y requerirá una nueva forma de pensar capaz de
dirigir un proceso integrador y científico”.
Dicho de otro modo, es preciso hacer
comprender y reconocer que la contabilidad y gestión financiera “exitosa” del
mañana, debe ser una ruptura casi total con la de ayer, o que la contabilidad
de cara a las nuevas realidades, debe ser radicalmente diferente a la que se ha
instaurado tradicionalmente.
En el contexto
de esta nueva sociedad, como ya lo ha planteado Peter F. Drucker,
el recurso económico
básico -"el medio de producción", para usar la expresión de los
economistas- ya no es el capital ni son los recursos naturales (la
"tierra" de los economistas) ni el "trabajo", es y será el
conocimiento. Las actividades centrales
de creación de riqueza no serán ni la asignación de capital a usos productivos
ni el trabajo -los dos polos de la
teoría económica de los siglos XIX y XX, bien fuera clásica, marxista,
keynesiana o neoclásica. El valor se
crea hoy por la productividad y por la innovación, ambas aplicaciones del
conocimiento al trabajo. Los grupos
sociales dominantes de la sociedad del conocimiento serán los
"trabajadores de conocimiento" - ejecutivos instruidos que saben
asignar sus conocimientos a usos productivos - así como los capitalistas sabían
asignar capital a usos productivos (Drucker, 1.994: 8).
De las
consideraciones anteriores, las cuales hacen parte de la globalización como
fenómeno y tema de mayor significación en la vida contemporánea y en la teoría
social, la ciencia contable, al interior de la
institución universitaria debe intentar la construcción de respuestas a
algunos interrogantes como los siguientes: ¿Cómo responde la universidad y la
´formación´ contable ante realidades de nuestro tiempo?, ¿Alcanzan los procesos
de ´formación´ contable y la institucionalidad
universitaria a captar la realidad con las herramientas cognoscitivas
tradicionales?, ¿Existe una asintonía entre universidad, contabilidad y nueva
complejidad social?, ¿Cómo se desarrolla el compromiso de los procesos de
´formación´ contable con el desarrollo de conocimiento pertinente, la eticidad
y la evolución social?.
En este
contexto dominado por la sociedad del conocimiento y la sociedad del
aprendizaje, el paradigma científico-tecnológico determina el desarrollo
institucional y de los pueblos a partir de diversos ritmos, constituyendo como
lo plantea Norbert Lechner, "una
sociedad a múltiples velocidades", sociedad que se presenta como marco
de referencia inevitable a la hora de definir reformas, arreglos
institucionales, la reorientación de la teoría y las aplicaciones contables,
así como el prohijamiento de nuevos modos de conocer o entender la realidad
prevaleciente; aspectos que en el caso específico de la disciplina contable,
–como ya ha sido planteado en eventos nacionales e internacionales de
investigación y educación contable-, a pesar de la incipiente discusión acerca
de su cientificidad y de su ´fragilidad
epistemológica´ o la dificultad histórica para construir “fundamentos fuertes”; puede posibilitar
una transformación provechosa, en
tanto revela la posibilidad autorganizadora para elaborar un discurso y un
pensamiento epistemológico consonante con la renovación paradigmática
contemporánea.
SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Y CONTABILIDAD: UNA ASINTONIA VISIBLE
El ocaso del
siglo XX ha evidenciado producto del
nuevo contexto global, el paso de una sociedad industrial a una sociedad
inicialmente de la información y hoy a una sociedad del conocimiento[2], realidad que
ha convertido al saber como factor de poder e instrumento para explicar y
desarrollar el cambio social. De esta
forma,
"el conocimiento se
ha convertido en el factor de crecimiento y de progreso más importante, y la
educación en el proceso más crítico para asegurar el desarrollo de las
sociedades dinámicas, con capacidad de
responder al nuevo entorno y de construir su futuro" (Chaparro,
1.998 : 1-2)
La sociedad del
conocimiento se caracteriza según Hernando Gómez Buendia, por la convergencia
de tres fuerzas maravillosas y al propio tiempo implacables: el saber, el computador
y las telecomunicaciones. O desde el
planteamiento de Fernando Chaparro, por tres tendencias dinámicas y a la vez
complejas: el desarrollo de la sociedad de la información, la globalización y
el progreso científico-tecnológico.
Esta sociedad a
partir del predominio del paradigma científico-tecnológico, ha generado
impactos en los múltiples sectores de la vida humana, transformando tanto lo
socio-económico como lo político-cultural, originando desafíos que van desde la
necesaria conversión de información en conocimiento pertinente, hasta los
procesos de apropiación social del conocimiento, el rescate del uso público del
mismo, la requerida reducción de los procesos de exclusión social - en tanto la
sociedad del conocimiento es una sociedad desigual-[3],
las nuevas áreas de la ciencia o industrias de punta predominantes, las nuevas
formas de investigación, las dimensiones contables contemporáneas en ambientes
de alta complejidad[4], etc.
En el imperio
de esta nueva sociedad, es claro el papel del conocimiento en la construcción
de ventajas ya no respaldadas en el patrimonio natural y en la ubicación
geográfica, sino en la generación de saber, es decir la configuración de
ventajas competitivas tanto de las naciones como de las unidades económico-empresariales. En la perspectiva de la competitividad y la
productividad, sin duda,
"en el siglo XXI
-dice el consejo de competitividad europeo- habrá siete industrias de punta: la
biotecnología, la informática, la microelectrónica, las telecomunicaciones, la
robótica, la industria de nuevos materiales y la aviación civil. Ninguna de estas industrias depende de los
recursos naturales, de ni de la mano de obra barata, ni siquiera del capital,
que va donde lo llaman con la velocidad de la luz. Estas industrias dependen de un nuevo factor de producción: se
llama el conocimiento. Y no sólo en las
nuevas industrias. Los nuevos procesos de producción y comercialización en las
actividades tradicionales -desde la agricultura hasta la banca y desde la
construcción hasta las ventas minoristas- ya están viviendo la revolución de
los computadores, la fibra óptica, el láser, los insumos artificiales y los
sistemas numéricos de control en planta" (Gómez Buendía, 1.997: )
Retomando las
consideraciones realizadas por P. Drucker sobre este tópico, puede reconocerse
cómo en verdad, el conocimiento ha transformado a la sociedad, la economía y sin duda la realidad y
perspectiva gerencial. De esta forma,
-afirma Drucker-, el conocimiento formal es asumido como el recurso personal y
el recurso económico claves. Hoy el conocimiento es el recurso de mayor
significación, por encima de los tradicionales factores de producción. Así mismo, hoy
se aplica conocimiento al conocimiento con el propósito de indagar
acerca del valor y uso social del conocimiento existente, es decir lo que puede
entenderse como administración,
aspecto que igualmente busca precisar conocimiento nuevo desde la perspectiva
de la revolución administrativa o conocimiento aplicado a servicios,
herramientas, procesos, productos, labores manuales, etc. Desde la esfera administrativa y en relación
con este asunto, puede afirmarse que hoy "un
gerente es responsable de la aplicación y el rendimiento del conocimiento" ( Drucker, P. 1.994: 50), reto que
plantea la necesidad de reconstruir la teoría y práctica gerenciales.
GERENCIA
DEL CONOCIMIENTO COMO PROPÓSITO Y GERENCIA SIN CONOCIMIENTO COMO MANIFESTACION
Al interior de
las unidades económicas por ejemplo,
dicho fenómeno (sociedad del
conocimiento) se refleja en la denominada gerencia del conocimiento o
knowledge management, como manifestación clara del estado del arte de la
tecnología gerencial o tecnología gerencial emergente, la cual se ocupa entre
otros asuntos de: la gestión de proyectos de innovación y desarrollo
tecnológico, el capital intelectual (humano -habilidades, competencias,
formación, trabajo en equipo, etc- y
estructural -cultura y espíritu empresarial, sistema de conocimiento, tipos de
gerencia y gestión, etc-), el aprendizaje organizacional, las tecnologías de la
información, las tecnologías gerenciales, la construcción de mapas del
conocimiento o conocimiento corporativo, etc.
La gerencia del
conocimiento puede entenderse como,
"el conjunto
sistémico de estrategias que orientan la selección, dirección y aplicación del
conocimiento pertinente y necesario a los diferentes procesos de una
organización.... Esta gerencia debe orientarse primero a proporcionar
conocimiento de alto nivel a todos los miembros de la organización. La
creación, recreación y difusión del conocimiento debe hacer parte de la cultura
organizacional y de la práctica cotidiana tanto académica como productiva... Es
desde aquí desde donde puede hablarse de una función vital del conocimiento,
pues abre la posibilidad para que el conocimiento de todos los agentes
organizacionales sea creador de valor, esto es, sea aportante, lo que
equivaldría a decir, productivo... La gerencia del conocimiento posibilita y, a su vez, es fruto del replanteamiento de
la interacción de la organización con el entorno, de la funcionalidad del
conocimiento dentro de las organizaciones y de la participación de los
individuos, portadores del conocimiento, en
la dinámica organizacional.
Posibilita también la creación y recreación del conocimiento y su articulación
como esencia misma de la organización; así como permite plantear nuevas
preguntas y generar nuevas propuestas a los retos que plantea la dinámica
organizacional y su entorno" (Restrepo Escobar, 1.998: 23,25-26)
Todo lo
anterior produce y exige cambios institucionales, a la vez que devuelve cierta
centralidad a la intelectualidad, valorando la investigación como actividad
esencial y estratégica, donde los procesos de ´formación´ contable, deben jugar
un papel trascendental en contribución a la edificación de dicha sociedad. De tal forma que, es preciso profundizar y
registrar avances en el campo de la educación superior, en políticas de ciencia
y tecnología, en la consolidación de competitividad y productividad, en
materializar infraestructura para la sociedad del conocimiento, en formas de
participación y apropiación social del conocimiento, en la cualificación del
talento humano, y entre otros, en la construcción de pensamiento estratégico y
prospectivo para nuestros pueblos.
La Contaduría
Pública de manera insuficiente ha realizado un acercamiento a los escenarios de
la sociedad del conocimiento, fundamentalmente a partir de consideraciones
acerca de las expresiones paradigmáticas emergentes de la ciencia y su influjo
en la contabilidad de nuestro tiempo, e igualmente ha intentado justipreciar
las nuevas direcciones de la gerencia de cara a los crecientes procesos de
complejidad e incertidumbre del mundo contemporáneo. De esta forma, la indagación acerca de la ´cientificidad` de la
contabilidad descansa alrededor de la
dimensión disciplinar en un contexto
dinámico, manifiesto en lo epistemológico –intentos por darle a la
gestión una fundamentación científica y el carácter de disciplina formal-, en
lo metodológico -análisis y evaluación de las formas de conocer o abordar el
estudio u objeto de estudio de la gestión-
y lo socio-económico- aportes a la satisfacción de necesidades de las
unidades económicas (información, certificación, fiscalización y soporte
gerencial) y sociales[5].
Empero, como
contracara a las realidades de nuestro tiempo, la contabilidad y especialmente la Contaduría Pública han sido asumidas
convencionalmente desde el primado de lo profesional, sin mayores
consideraciones acerca de su contribución en la vía epistemológica o en el
necesario diálogo interdisciplinar.
Obsérvese como al interior de la comunidad contable predominan
acepciones y manifestaciones técnico-instrumentales propias de la vertiente
positivista, realidad que paulatinamente se agrava, en tanto la contabilidad al
igual que la gestiología como ciencia de la acción eficiente, se nutren de un
sinnúmero de ´teorías´ y estereotipos
sin mayor conexidad con la especificidad de nuestro medio y de las exigencias
epocales.
Una mayor ilustración acerca de tales falencias –tanto en el campo de la
gestión como de la contabilidad- proviene de algunos estudiosos, entre los
cuales pueden destacarse:
Para el caso de la gestión el profesor Omar Aktouf, destacamos al
profesor Leonard Sayles quien “se pregunta acerca de lo que ocurre con la
administración, cada vez más incapaz, según él, de explicar correctamente la
realidad concreta de la empresa donde se aplicaba. En su artículo “Whatever
Happened to Management?”, publicado por la revista Business Horizons, plantea
el problema sin rodeos: la empresa y lo que realmente ocurre en ella son
resultado de un interés secundario por la administración (Sayles utiliza la
metáfora del hijo del segundo matrimonio). Para él, las escuelas, los
investigadores, los profesores y los estudiantes de administración han llegado
a preocuparse infinitamente más por las técnicas –sobre todo cuantitativas,
contables, financieras, etc-, tan sofisticadas y abstractas unas como otras,
que por las realidades concretas. ... Sayles lamenta constatar que en las
escuelas los futuros administradores dedican una proporción cada vez mayor de
tiempo a temas técnicos y a un inverosímil surgimiento de especializaciones
funcionales. Deplora igualmente la
inexcusable y sumamente penosa escasez de investigaciones y trabajos de campo
(Aktouf, 1.998: 290).
En el marco de las posturas críticas acerca de la
administración, podría afirmarse que ésta ha centrado su acción en la esfera de
la ´cultura y el espíritu empresarial´, en donde lo importante es trabajar
alrededor de un cúmulo de técnicas y procedimientos garantes de la eficiencia,
la eficacia, la productividad, el rendimiento, el ánimo de lucro, etc, todos
aspectos consonantes con el credo de la modernización y el desarrollo. Sin embargo, un balance desde el campo
académico indica, como lo plantea Jean Louis Le Moigne, dificultades que
históricamente presentan las ciencias de la gestión para dar legitimidad
epistemológica a sus saberes, en tanto su fundamentación en los preceptos
positivistas manifiestan una ´incoherencia
epistemológica´, que le resta credibilidad científica, pero que al mismo
tiempo abre la posibilidad de establecer nuevas formas de legitimación de sus
saberes[6].
Esta apreciación traducida en ´retórica´ administrativa
y hoy en “exitología”, ha generado barreras que no permiten miradas
hacia la transformación y dinamización de la investigación como factor clave en
el desarrollo de las ciencias en la coyuntura actual, y lógicamente en el siglo
venidero[7]. Empero, creo que justamente tal radiografía
justifica con mayor razón el abordaje de procesos de investigación desde los
cuales se permitan giros hacia nuevas expresiones de las ´ciencias de la
gestión´, que signifiquen tanto en el plano empresarial como en el concierto
socio-politico y cultural, desvaneciendo esa dramática expresión que a modo de
balance en el marco de un coloquio acerca de nuevas tendencias administrativas,
plantea: “nunca
el mundo estuvo asistido por tanto diplomados y profesionales en
administración, pero igualmente, nunca el mundo estuvo tan mal
administrado”.(Aktouf, 1.998: 8).
En la esfera contable, importa la premisa acerca de cómo
históricamente los principales avances se han registrado a partir de la visión técnico instrumental, en
donde los mayores alcances dan cuenta de una reglamentación de haceres, sin
dinamización del saber contable, en evidente sustracción de otras dimensiones
las cuales prohijan procesos de investigación epistemológica, empírica,
metodológica, normativa, etc. No
obstante, es preciso reconocer cómo se han realizado esfuerzos alrededor de
análisis acerca de las estructuras paradigmáticas y la contabilidad como un
intento por resolver la denominada Nueva Contabilidad, contabilidad académica o
teoría contable contemporánea.[8]
En esta dirección, constituye un imperativo establecer
nuevas dinámicas en la perspectiva de superar la tendencia convencional, la
cual reduce la contabilidad a tópicos estrictamente financieros generadores de
lecturas parciales y usualmente descontextualizadas, desde las cuales el
análisis se circunscribe precariamente a relaciones cuantitativas e
insuficientes, privilegiando miradas de carácter profesionalizante (desarrollo
de habilidades y destrezas) y reconociendo erráticamente a la contabilidad como
técnica empírica de registro, sin consideraciones respecto a su condición y
perspectiva disciplinar.
Empero, el reconocimiento de la contabilidad como
producto socio-histórico, con un alto potencial disciplinar, posibilitará sin
duda, desarrollos críticos y problemáticos , observando las nuevas realidades y
los cambios que caracterizan el presente y el devenir socio-económico,
orientando igualmente estos esfuerzos, hacia el necesario tránsito de la
gestión estática de los haceres a la gestión dinámica de los saberes.
En tal sentido, el abordaje de procesos de investigación
puede constituirse como espacio para identificación de las posibilidades de
reestructuración del saber contable, sus métodos, procedimientos, su corpus
teórico, las relaciones con el entorno socio-cultural, y fundamentalmente, el
replanteamiento conceptual (doctrinas, principios y postulados) e
institucional, desde una mirada soportada en el diálogo interdisciplinario, así
como en la crisis global de la sociedad
y de la ciencia. De igual forma, podrá
trabajarse progresivamente, aproximaciones desde la teoría del conocimiento,
con el fin de nutrir de rigurosidad el tratamiento de la contabilidad, con las
consecuentes aportaciones al ejercicio profesional y disciplinar a la luz del
predominio del paradigma científico-tecnológico[9].
Obsérvese cómo finalmente, el momento actual con sus
exigencias en el campo de la competitividad y el progreso científico, plantea
como imperativo el estudio de la contabilidad desde su horizonte disciplinar
con las derivadas implicaciones en la reflexión filosófica, la reflexión
epistemológica, la demarcación del conocimiento e interés y la identificación
de las corrientes de pensamiento, las doctrinas y los enfoques que acercan la
contabilidad al contexto científico, en su perspectiva multiparadigmática y en
el reto de la ampliación de su bagaje conceptual.
Resulta
entonces necesaria la ubicación de la contabilidad en el contexto de las
ciencias sociales, con el propósito de superar la acepción convencional que da
una gran centralidad al mundo de los registros sin mayores sustentos
cognoscitivos y sin la observancia de algunas consideraciones de la ciencia y
del entorno económico-social y político-cultural.
La miopía que
le asiste a la contabilidad en su acepción convencional -técnica empírica de
registro y práctica menestral-, ha congelado las consideraciones acerca de su
proyección a partir de la justipreciación de avances y problemáticas propias de
la contabilidad en su acepción disciplinar, asunto el cual de una parte, ha privilegiado la profesionalización sin
asegurar mayores contribuciones en el campo de la investigación y de otra, ha
soslayado el contacto con las grandes angustias societales, así como la
significación de lo contable en tanto concepto y práctica histórica –dinámica y
móvil-, desde donde es casi imposible escapar a la interrogación teórica en profundidad o a la construcción de
pensamiento crítico, capaz de combatir el anticientificismo propio y común en
las escuelas y prácticas contables.
El predominio
de una visión profesionalizante e instrumental ha eclipsado los requeridos
entronques de la contabilidad con otras disciplinas de naturaleza social,
situación que no ha viabilizado el esclarecimiento de ésta como práctica
social, capaz de trascender su enfoque tradicional resumido en técnica
registral, soportada en un carácter repetitivo, sin profundidad y con una
amplia pobreza e indigencia conceptual y cultural.
La aparente no
apertura de la contabilidad a la ciencia, hoy se combate con la inserción
utilitarista y fragmentada en algunas parcelas o porciones de ciencias, a la
práctica comercial en un evidente acientificismo, un rechazo a la interrogación
conceptual y a la cultura general, y en
síntesis, la no prioridad del fundamento sobre las aplicaciones, así como la
parcelación absurda y la especialización funcional[10],
de la cual parafraseando a E. Morin, sólo resultaran una dislocación del
conocimiento en múltiples saberes ignorantes (Morin, 1997: 26).
La necesaria
vinculación de la investigación con la contabilidad, entendida esta como campo, cuerpo y problema del
conocimiento, debe permitir la configuración de su dimensión disciplinar[11]; como elemento
clave en el requerido entronque con otras disciplinas de naturaleza social, lo
cual posibilite su reexpresión y evaluación en tanto corpus disciplinar en el
concierto socio-económico y político-cultural.
La relación
rupturante entre la comunidad contable y los problemas sociales-políticos,
científicos y organizacionales, plantea dificultades las cuales pueden
resumirse como lo ha planteado Alain Chanlat en un análisis realizado para la
Administración de Empresas, -el cual puede interiorizar igualmente para la
disciplina contable-, en la siguiente afirmación:
vivimos hoy en día en un
mundo dominado por la ideología económica y los imperativos de la
administración (...). La racionalidad
económica, con el desarrollo del mercado, se hace cada vez más autónoma frente
a otras racionalidades, y termina por imponer su propia lógica (...). Esta racionalidad privilegia el lucro, la
rentabilidad (...); otorga un sitial preponderante al cálculo y a la
medición". Las esperanzas puestas
en la administración han sido defraudadas.
El bienestar material es acompañado por conflictos cada vez más duros
entre las generaciones, los sexos, (...), entre sindicatos y patrones, (...)
entre países en vías de desarrollo y países desarrollados. Los administradores –e igualmente los
contables- son objeto de vivos ataques
(...) De qué saber disponen para
comprender lo que está pasando?. Antes que inventar nuevas técnicas de
administración, no sería preferible abordar los mismos problemas de otra
manera? (Chanlat y Dufour, 1.985:
15-22)
Los anteriores
elementos constituyen realidades, desafíos e incentivos desde los cuales es preciso
abordar el estudio de la ciencia y la investigación, aspectos que al interior
de la contabilidad, pueden proporcionar explicaciones a la sombría, compleja y
contradictoria sociedad de nuestro tiempo, signada por el proceso de
modernización, desde donde es posible el reacomodo del capital, gracias a la
proletarización de los sujetos, la opulencia del mundo de las cosas y la
precariedad del mundo de los hombres y las organizaciones.
La contabilidad
en su construcción disciplinar, debe orientarse hacia la definición de una
comunidad ideal de argumentación, una tradición escrita, una práctica
científica y la precisión de puntos de encuentro o entronque con otras
ciencias, como formas de participación en los procesos de transformación de las
ideas y del conocimiento.
En el ámbito
académico la enseñanza de la contabilidad puede entonces, dar continuidad a la
transmisión plana de procedimientos y técnicas como convencionalmente se ha
hecho, o contrariamente podrá protagonizar un importante giro hacia el ahondamiento
en la fundamentación epistemológica y el tratamiento académico, reto desde el
cual la reflexión, la investigación y la abstracción, resultan claves como
elementos potenciadores de una nueva comunidad y un nuevo horizonte para el
pensamiento contable. Acerca de los
grandes problemas del proceso de enseñanza, es pertinente recordar algunos
aportes que sobre el particular el profesor Jorge Tua Pereda realizar y que
pueden sintetizarse de la siguiente manera:
En efecto, hay dos
maneras de enseñar la contabilidad. La primera consiste en trasmitir a los
alumnos un procedimiento o norma contable, desgranando sus recovecos,
analizando su mecánica e ilustrando la cuestión con ejemplos prácticos. Tal norma suele ser un pronunciamiento (en
ocasiones, lamentablemente estadounidense), un principio internacional o un
plan de cuentas. Con ello el alumno
aprende a contabilizar, pero no aprende contabilidad. Estará más sensibilizado por la mecánica que por el fundamento,
se orientará más al hacer que al saber. Aplicará correctamente una norma, pero
desconocerá cuestiones tan importantes como las razones que la avalan, su
conexión con la epistemología contable o las alternativas posibles a aquella
norma que, por uno u otro motivo, han sido rechazados por la regulación....Un
profesional así formado está poco preparado para el cambio y se desfasará con facilidad, ya que a lo
largo de su vida asistirá con pocos recursos intelectuales a numerosas
alteraciones en la normativa contable e incluso, a la propia teoría. La segunda manera de enseñar contabilidad
requiere de un esfuerzo mucho mayor, así como una adecuada preparación y
formación de los docentes. La
contabilidad no es un conjunto de normas.
Es un conjunto de fundamentos epistemológicos, de reglas del conocimiento
que se aplican a un caso concreto para obtener una norma. Con ello es más importante comprender porque
se hace algo que aprender cómo se hace... cualquier enseñanza debe basarse en
el fundamento, pero, además, antes o tal vez durante este proceso, ha de
impartirse un mínimo de nociones básicas de teoría del conocimiento” (Tua,
1.995)
A partir de tal
radiografía, abordar el estudio de algunos elementos que caracterizan el
problemático panorama contable, resulta pertinente en tanto desarrolle el propósito
de edificar un nuevo signo y una nueva significación para la contabilidad,
en medio aún del escepticismo de la ´comunidad académica´. Son entonces la reflexión y la incursión en
la práctica investigativa factores por los cuales se debe transitar con
variaciones mentales y
actitudinales. Recuérdese que según
Herbert Marcuse, "hay un
principio que es una barrera para toda información, que es una refutación de
cualquier argumento y que no puede fallar para mantener a un hombre en una
perpetua ignorancia: el principio consiste en despreciar antes de
investigar".
Esfuerzos sobre
el particular se registran al interior de la contabilidad, con orientación de
una parte de carácter estrictamente académico con propósitos de desarrollar conocimiento
básico o el conjunto de hipótesis y explicaciones a fenómenos que tocan directa
e indirectamente al objeto de estudio de la contabilidad, proceso propio de la
´comunidad académica´ y enmarcado dentro de el ámbito cognoscitivo o Teoría
General de la Contabilidad. De otra
parte, de naturaleza aplicada o aplicaciones contables –sistemas contables- o
el denominado ámbito teleológico.
Estas
posibilidades o ámbitos para el desarrollo de investigación en el campo de la
contabilidad, implican nuevas y amplias miradas al interior tanto de las
unidades productivas, como de la ´comunidad académica´, en la medida en que la
tendencia convencional ha dejado entrever como lo afirma Villegas R., lo
siguiente:
...normalmente se
pretende transformar una realidad social (tecnología social), sin explicar el
comportamiento del objeto de estudio que pretende ser transformado. Así la dimensión científica queda
normalmente deformada, por unos simples diagnósticos, que tratan de, no se diga
explicar, ni siquiera entender, mucho menos comprender, sino tan sólo describir
una situación, con una serie de instrumentos, que abordan una realidad
igualmente instrumentalizada, parcializada, quedando caricaturizada la
complejidad social organizada como un simbolismo, atrapada como una certeza
absoluta, donde los problemas en la organización no se asumen como
intelectualmente problemáticos, para ser trabajados con el rigor suficiente que
tales problemas ameritan y superar así la simple superficialidad. Mientras la investigación con orientación
práctica, que pretende el cambio y la mejoría de la organización social, no
supere las simples impresiones y descripciones superficiales, y no adopte una
comprensión y explicación adecuada de los mecanismos sociales que
tendencialmente producen la situación problemática, sencillamente no logrará
los resultados esperados, y si los obtiene es más por casualidad que por
cualquier otra razón (Ibid, 54-55).
A la luz de
estas consideraciones y en el paso de la sociedad industrial a la sociedad del
conocimiento, la contabilidad enfrenta una dicotomía por resolver, la cual
estriba en la continuidad e intensificación en tanto profesión con orientación
tecno-instrumental o en términos habermasianos como una ´ciencia´ empírico
analítica productora de saber técnicamente manipulable; o si en su defecto,
reconstruye críticamente sus fundamentos en la perspectiva de asumirse como
disciplina o problema del conocimiento.
Es entonces imprescindible, revisar tanto los estereotipos contables
como el soporte conceptual y la pretendida armonización contable, con el
propósito de realizar su atemperamiento a la nueva economía de la información,
en la que el conocimiento -know-how- es el ingrediente crítico y la tecnología
incorporada a las personas -manpower- el instrumento por excelencia.
La nueva
dinámica implica también para la disciplina contable, concebir al conocimiento
como el factor de mayor importancia en el predominio del nuevo paradigma
científico-tecnológico. También
entonces, es preciso parafraseando al profesor Edgar Gracia López, exigir al
interior de la disciplina la superación de estadios descriptivos, aportando
axiomas y modelos de orden superior (a través de la interdisciplinariedad), con
la posibilidad de transferirlos a otros campos disciplinares, imperativo
posible en tanto se desarrollen los medios académicos necesarios para concretar
tal fin, asumiendo el trabajo desde la perspectiva científica y en síntesis,
fundamentando la universidad colombiana mediante un estilo diferente
caracterizado por la investigación y la
permanente innovación (Gracia López, 1.988 ).
Tal vez, los análisis acerca de la crisis de los procesos de ´formación´ contable y la necesidad de reinventarlos o redireccionarlos, sean entre otros, el medio coyunturalmente privilegiado para atemperar las expresiones profesionales y disciplinares a las exigencias propias de la construcción nacional de sociedad del conocimiento, concebida como espacio para el desarrollo de capacidad de pensamiento estratégico y prospectivo, investigación y procesos de conocimiento en áreas claves y avances científico-tecnológicos como posibilidad de agenciar mejoras significativas en el campo socio-económico y político-cultural.
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[1] Recuérdese por ejemplo, cómo según Peter Drucker, la esencia de la empresa del futuro no será mecánica y estará sustentada sobre los principios de control estadístico de la calidad, la organización modular, la orientación hacia los sistemas y la nueva contabilidad.
[2] La diferencia básica alude a que la sociedad de la información está integrada por un conjunto de información codificada susceptible de ser transmitida por redes, a la vez que, la sociedad del conocimiento acciona igualmente alrededor de información codificada más conocimiento tácito, es decir conocimiento personal o tecnología incorporada a personas -manpower-
[3] Sobre la sociedad del conocimiento como sociedad desigual, Hernando Gómez Buendía, por ejemplo plantea: “Antes tal vez de que los computadores emprendan su carrera de evolución sin sexo, hay quienes anticipan una bifurcación de la especie Homo Sapiens. No hablo de la famosa y odiosa cura de Bell. Hablo de la brecha que se asoma entre los que saben y los que no saben, entre homínidos apalancados por el poder prometeico del computador y la información y otros homínidos que cuentan con los dedos y se dejan razones en las cantinas” (Gómez B; 1.997: 5)
[4] Estas nuevas manifestaciones aluden por ejemplo a la contabilidad social, contabilidad ambiental, contabilidad de los recursos humanos, contabilidad internacional, contabilidad del conocimiento y del capital intelectual, contabilidad de gestión, contabilidad del excedente de productividad global, las resultantes de la axiomatización de la contabilidad (contabilidad matricial, de grafos y sagital), la denominada nueva contabilidad, etc, expresiones que han ido acompañadas de ´modernos enfoques metodológicos´, nuevas consideraciones en la perspectiva de la investigación y nuevas escuelas y elaboraciones paradigmáticas, aspectos que posicionan líneas renovadoras de pensamiento y en síntesis, una especie de “revolución contable postmoderna”.
[5] Sobre el particular, ver entre otros aportes importantes, las consideraciones realizadas por Marco Antonio Machado en su artículo “Desarrollo Científico de la Contabilidad y Calidad de Vida”. En Revista Contador, No 4, Legis, julio-septiembre de 2.000. pp 127-165.
[6] En esta dirección es
importante señalar algunos esfuerzos y procesos de investigación que acerca de
la dimensión disciplinar y científica de la contabilidad se realizan en el
seno de instituciones educativas, considerando un acercamiento en concreto a la
fundamentación disciplinar y científica, es decir, desde las consideraciones
epistemológicas que generan entronques con otros campos del saber y superan la
acepción convencional que desde preceptos positivistas, presenta a la
contabilidad como un conjunto de
técnicas para la gestión financiera eficiente, sin vinculación con el universo
científico. A partir de esta mirada se
intenta trabajar la contabilidad como una disciplina que a pesar de encontrarse
atravesada por la racionalidad tecno-instrumental, presenta una especie de
"debilidad epistemológica",
cuya superación es imprescindible en el propósito de dar legitimidad a su
corpus cognoscitivo . (QUIJANO V, 2.000: 53-73)
[7] En el campo de la gestión un balance coyuntural nos muestra indudablemente la construcción de una “Gerencia sin Conocimiento”, producto de la ausencia de investigación sobre gestión empresarial, la inexistencia de una cultura de investigación en administración, la fragilidad de las pocas publicaciones especializadas, la ausencia de investigación al interior de las facultades de administración, la escasa presencia de investigadores, el predominio de docencia sin la mediación de la investigación, la precaria tradición escrita, entre otros. (Ver: Gerencia sin conocimiento. En Revista Dinero No 120, ---oct 27 de 2.000. http://www.dinero.com/larevista/120/management.asp)
[8] Véase por ejemplo el artículo “Teoría Contable y Estructuras Paradigmáticas”, del Contador Público Juan Abel Lara Dorado, publicado en la Revista Contaduría No 17-18, Universidad de Antioquia, sept/90-marzo/91. Las consideraciones se mueven de manera tangencial en torno a las características del campo de la nueva contabilidad y los elementos y estructuras metodológicas que distinguen a la nueva contabilidad (metodologías diacrónicas –programas de investigación, metodología de los paradigmas o de las matrices disciplinares, las tradiciones investigativas, los campos de investigación, las redes teóricas- y sincrónicas –observación, experimentación y diseño; descripciones cualitativas y cuantitativas; la generalización e inducción; la construcción e interpretación de modelos; la verificación, comprobación, aceptación y falsación-; para finalizar en un llamado de atención a la comunidad académica contable para a partir de nuevas miradas y actitudes, acercarse críticamente a la comprensión de los avances del pensamiento contable contemporáneo.
[9] Acerca de esfuerzos preliminares para la construcción del estado del arte de la investigación contable en Colombia, son importantes los trabajos: 1). “Situación Actual de la Investigación Contable en Colombia” del profesor Edgar Gracia López, ponencia presentada en el IX Foro Internacional: Nuevas Perspectivas del Conocimiento Contable, Santa Fe de Bogotá, agosto 24-25 de 2.000). 2). “Estado Actual y Tendencia de la Investigación Contable”, del profesor Marco Antonio Machado Rivera, ponencia presentada en el Seminario Taller para Decanos de las Facultades de Contaduría Pública, Barranquilla, septiembre 7 y 8 de 2.000.
[10] La insistencia por perpetuar este lamentable estado tanto de la educación contable como de la práctica profesional, se aprecia claramente por ejemplo en la Guia IFAC No 9 emitida en julio de 1.991, referida a antecedentes académicos, evaluación de la capacidad y de la experiencia profesionales y a los requisitos de los contadores profesionales. Así mismo el documento “Plan de Estudios Mundial para la Formación de Contables Profesionales” o Isar 6 de diciembre 28 de 1.998, de la Junta de Comercio y Desarrollo –Comisión de la inversión, la tecnología y las cuestiones financieras conexas, de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo; en consonancia con la guía citada, son muestras de cómo se pretende mantener a la disciplina contable, de una parte definida por la racionalidad tecno –instrumental, y de otra como ´saber ignorante`, aspectos que sin duda, no permitirán un posicionamiento en el concierto de las ciencias y de las nuevas realidades, derivandose una enorme asintonía con el nuevo contexto y un desconocimiento de la investigación como imperativo profesional, disciplinar e institucional.
[11] La diferencia sustancial entre profesiones y disciplinas radica en que las primeras expresan más la división del trabajo en la sociedad, mientras que las segundas expresan más la división del trabajo y la especialización de la propia tradición académica. El desarrollo de las disciplinas se guía básicamente por los cánones de las comunidades académicas. (Vicerrectoría académica. Universidad Nacional de Colombia. Propuesta académica. Mayo 1.990). En palabras del profesor Ángel Diaz Barriga, “la profesión como campo de conocimiento queda circunscrita al problema de la ejecución de un conjunto de habilidades técnico-cognoscitivas, mientras que un campo disciplinar apunta hacia la conformación teórica o conceptual de un saber específico, esto es, a un problema de la cultura”. (La profesión: ¿un referente en la construcción curricular?. ?. En otras palabras y retomando a Foucault., una disciplina se entiende como ámbito de objetos, conjunto de métodos, corpus de proposiciones consideradas como verdades, o un juego de reglas y definiciones, de técnicas y de instrumentos; es decir una disciplina es un principio de control de la producción del discurso o un aparato de regulación del discurso, el cual establece un cauce por el cual el discurso fluye. (Foucault, 1.980).