Operaciones activas de los bancos

II. Créditos

 

TARJETAS DE CRÉDITO

Las tarjetas bancarias resultan una herramienta muy ágil y cómoda para realizar pagos y cobros, actualmente aceptan las tarjetas en la mayoría de los establecimientos a la hora de pagar.

Generalmente, existen dos variedades de tarjetas: las de débito y las de crédito. Las de débito sirven para movilizar los fondos depositados en cuentas corrientes o libretas de ahorro, no tienen límite, excepto el saldo total de la cuenta, por eso, y siguiendo la Recomendación de la Comisión Europea, es conveniente limitar la responsabilidad del usuario a una cantidad máxima, no representan un riesgo para la entidad, se carga automáticamente en cuenta la operación de compra o disposición de efectivo. Estas operaciones no suponen coste para el usuario, excepto para el caso de utilizar cajeros de una entidad diferente a pesar de pertenecer a la misma red emisora de la tarjeta. Otro gasto asociado a las tarjetas de débito que puede surgir, dependiendo de la entidad y de los servicios contratados, es su renovación anual o bianual, o incluso pueden cobrar la apertura o emisión.

Las tarjetas de crédito son igualmente un medio de pago, pero la entidad concede al titular un crédito en lugar de disponer de los saldos que mantenga en cuenta.

Es un producto muy versátil aceptado en multitud de establecimientos tanto nacionales como internacionales, y la utilización en países de la zona euro no comporta comisiones adicionales. De este modo, se puede pagar compras o sacar dinero en efectivo aunque no se disponga de fondos en el momento de realizarlos, puesto que el cargo se realiza en función de las necesidades del cliente, aunque generalmente se estipula en contrato que se haga a final de cada mes o principio del siguiente sin el gravoso pago de intereses.

En tal caso, si se emplea para realizar compras, no supone coste para el poseedor de la tarjeta, no así, si la disposición es de dinero en un cajero automático, por lo que el banco cobrará una comisión con un mínimo. Y en ambos casos, cuando se desee aplazar o fraccionar el pago más tarde del día designado, (ultimo del mes o primeros días del siguiente) se deberán abonar los correspondientes intereses, que desde luego, son bastante elevados, existiendo distintas modalidades de amortización del capital prestado.

Como consecuencia del riesgo que implican para la entidad, ofrecen unos límites de disposición mensual del crédito y el cual oscila según sean las tarjetas clásicas o las tarjetas de crédito oro que a la vez que aumenta ese límite, incrementa el coste anual de renovación, que es una comisión fija.

 

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