Operaciones pasivas de los bancos

I. Depósitos a la vista

 

 

Características comunes de las cuentas corrientes y las cuentas de ahorro

 

Para la apertura de la cuenta no se requieren aportaciones mínimas. El riesgo de impago depende de la solvencia de la entidad, controlada directamente por el Banco de España y la cobertura que ofrece el Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios hasta una cantidad máxima. La rentabilidad ofrecida es mínima, pagadera mensual, trimestral, semestral o anualmente, y básicamente, ofrecen tres modalidades, la más utilizada, remunerando el saldo diario desde el primer ingreso realizado; otra remunera por tramos, pagando más interés para tramos con saldos superiores, y la última condiciona la remuneración a partir de un saldo medio determinado.

El banco nos aplicará, en general, comisión de mantenimiento, comisión de administración, en casos particulares comisión por apunte, y si procede, comisión por descubierto. Estas comisiones tienen que estar expuestas públicamente en cada oficina, y en cualquier caso el cliente tiene derecho a disponer de la información de las comisiones aplicables al contrato.

Los gastos ocasionados pueden derivar de muy diversas operaciones, desde transferencias, ingreso de cheques, utilización de tarjetas de débito ó crédito, etc.

Existe una gran oferta y tipología muy variada de estos productos, segmentándolos incluso por edades que abarcan desde cuentas infantiles, cuentas para jóvenes (a partir de 18 años hasta los 26, o bancos concretos hasta los 31) con limitadas ventajas, o cuentas específicas de pensionistas.

La aparición de la banca por Internet ha supuesto una alternativa muy interesante a la banca tradicional partiendo de que las condiciones ofrecidas por algunas entidades son muy favorables, bien desde el punto de vista de la superior rentabilidad, bien por la omisión de comisiones y otros gastos de gestión, otra ventajosa posibilidad es la de poder operar también por teléfono.

A pesar de estas ventajas, existen ciertos inconvenientes como la limitación de contratar algunos productos o realizar operaciones sólo disponibles en las oficinas físicas o entidades colaboradoras de los bancos que operan por Internet.

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