Las alianzas estratégicas

III Alianzas Estratégicas y las Pymes

A pesar de su relativa complejidad y elementos , las alianzas estratégicas no solamente son una opción empresarial viable para México, sino que son deseables, especialmente para la pequeña y mediana empresa (PyME).

No obstante, como se ha reseñado en párrafos anteriores, las alianzas tienen muchos recovecos e implicaciones. Aquí cabe la sentencia bíblica de que "muchos son los llamados, pocos los elegidos".

En el particular caso de México, y en especial en las PyMEs, muchas de ellas tienen obstáculos estructurales que les impiden poder llevar a cabo una alianza estratégica.

En su mayoría las PyMEs son empresas familiares con tipos de liderazgo autócrata donde existe un tipo de administración empírica, generalmente de control y centralización de decisiones en la cabeza de la familia. Hay una desconfianza a cualquier intromisión al clan empresarial. Su premisa es que han venido funcionando así por generaciones, ¿Por qué cambiar ahora?.

Esta desconfianza viene reforzada por el hecho que algunos de estos tipos de empresas son de escasa generación de valor agregado (de comprar barato y vender caro), de reducida base tecnológica y su simplicidad las hace vulnerables a ser relativamente fáciles de copiar por otros al conocer proveedores, lugares y condiciones de compra y venta, estacionalidades, contactos, entre otras.

Otra barrera se refiere al idioma y al contacto internacional, así como a la incipiente utilización de medios electrónicos de comunicación. La presencia de las PyMEs en páginas de Internet es muy reducida, al igual que en el comercio electrónico.

Por otra parte las PyMEs no tienen amplia experiencia en la negociación formal (legal) de una alianza estratégica.

Otro aspecto tiene que ver con el hecho de tipos de producción artesanal o poco industrializada que impide ofrecer volúmenes de interés para otros mercados. O bien con la motivación hacia la exportación que se considera como problemática, y por ende inhibe en interés por asociarse con otros.

Adicionalmente, la política industrial (si es que la hay) no le ha dado la suficiente importancia y respaldo a proyectos de desarrollo basados en alianzas estratégicas, si bien es cierto que hay orientación hacia las exportaciones, poco se señala acerca de padrones de posibles alianzas para empresas y empresarios mexicanos.

También la búsqueda de alianzas no se ha tomado como un ejercicio diagnóstico, que por el hecho de contrastarse con otros, permite conocer otras opiniones acerca de la empresa, sus procesos y perspectivas.

En este contexto, hay que advertir a las PyMEs que piensan que, por el hecho de estar maquilando o realizando algún tipo de outsourcing para otra empresa, creen que tienen una alianza estratégica. Sin embargo, quizá lo único que esté pasando es que estén siendo utilizadas, y en breve desechadas. Su gran reto es ser suficientemente flexibles al cambio, y conservar un adecuado balance de contribuciones y ganancias bajo un liderazgo participativo claramente establecido.

En el ámbito globalizador en el que estamos inmersos las alianzas estratégicas constituyen de hecho un requisito de supervivencia y de éxito para las empresas y para el desarrollo de nuestra economía. De no asumirse, significa para la empresa esperar pacientemente en el mercado interno o de incipiente exportación, a que un grupo integrado de empresas y empresarios de otras latitudes algún día lleguen para desplazarlo irremediablemente.

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