Los activos intangibles en la Contabilidad

IV Algunas críticas a la valoración de los activos intangibles

1) Agua en un cesto

La valoración e incluso información pública sobre los activos invisibles que tiene la empresa lleva camino de ponerse de moda y es un tema que se presta a la exageración. Muchas empresas pueden tener importantes activos "espirituales", pero si en un plazo razonable no se traducen en ingresos y beneficios no sirve para nada: es la ley del cash flow.

Mucho ruido y pocas nueces

Sucede parecido a muchas personas que son ricas en capital intelectual -doctorado, don de gentes, idiomas...- pero luego son completamente insolventes. En un caso extremo, podríamos tener balances llenos de buenas ideas pero poca sustancia.
Algunos activos intangibles pueden ser efímeros: por ejemplo la buena imagen y sensación de seguridad que trasmite una compañía aérea puede desaparecer con un accidente.


2)
No tan novedoso

Algunas de las ideas presentadas como nuevas, llevan muchos años tratando de abrirse un hueco en la Contabilidad. Como por ejemplo, ya se intentó valorar y presentar los recursos humanos con el llamado balance social.

Por otra parte, aunque con normas de valoración discutibles, muchos activos intangibles son regulados ya por las normas contables y se introducen en la contabilidad. En áreas clásicas de la Contabilidad, como la valoración de empresas desde siempre se sabe que, además de lo que aparece en los balances, la empresa tiene unos activos intangibles, como también se sabe que mucho de lo que hay en el balance no tendrá valor de realización.


3)
Contar varias veces lo mismo

Algunas veces se puede computar varias veces lo mismo: por ejemplo, una empresa que tiene en plantilla un importante científico puede presentarlo como activo intangible en los recursos humanos, en la investigación y desarrollo que realiza o en la imagen que da a la empresa. En este caso, además de como un activo debiera valorarse como un riesgo potencial por si dejara la empresa.


4)
Activos discutibles

Finalmente, algunos indicadores propuestos por los autores como signos de capital intelectual no parecen muy relevantes o son discutibles, por ejemplo los relacionados con variables objetivas de los empleados: edad, sexo, antigüedad en la empresa, etc. ¿Es mejor gente joven o personal con experiencia? Es necesario dedicar más esfuerzo a investigar la relación entre cada variable propuesta y el valor de la empresa. También hay que medir la rentabilidad de las inversiones en nuevos activos intangibles.

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