Derecho, Confianza e Internet

I ¿Qué es Internet?

Literalmente es la red de redes de transmisión de ficheros digitales o sistemas de información que posibilita su transferencia entre ordenadores, situados en lugares diferentes, utilizando los recursos de comunicación existentes: cables, teléfonos, satélites u ondas radioeléctricas, fundamentalmente.

Los ficheros contienen información recogida en textos, habla e imágenes.

La transmisión es posible tanto porque los mensajes intercambiados tienen un formato estándard: son combinaciones de números o dígitos, cuanto por la circunstancia de que son emitidos siguiendo unas mismas pautas desde una dirección/ordenador cliente a otra dirección/ordenador cliente. Los mensajes transmitidos, además, están direccionados o guiados por ordenadores intermedios, servidores u organizadores que, cumpliendo órdenes estándard, tienen por fin hacer llegar los mensajes desde el ordenador emisor al receptor de los mismos.

La puesta en acción de Internet depende del desarrollo de dichas órdenes estándard. Ordenes que forman parte, desde los años setenta del presente siglo, de los protocolos IP y TCP: conjuntos de reglas técnicas que permiten asignar direcciones o nombres a los ordenadores, (IP: Internet Protocol) entre los que se envían los mensajes, y controlar la transferencia de ficheros (TCP: Transmission Control Protocol) a las diferentes direcciones.

Los protocolos, tras la fase inicial de su desarrollo que tuvo carácter militar, han sido creados, desarrollados y puestos en acción por organizaciones de carácter científico y empresas que han asignado nombres y dominios a los ordenadores clientes y a los ordenadores servidores. Estas denominaciones y el funcionamiento de los protocolos han permitido constituir la red mundial de redes informáticas llamada Internet.

Como decimos la red permite enviar ficheros, en forma practicamente instantánea, de ordenadores clientes que están situados en un lugar del mundo a otros ordenadores clientes que están situados en otro lugar del mundo, mediante la transmisión controlada de los mismos por los ordenadores servidores, también llamados organizadores, que son propiedad de las empresas e instituciones que por el hecho de poseer tales ordenadores en servicio continuo conectados a la red, son proveedores de acceso a los ordenadores clientes a la red mundial o a Internet. Los nombres, dominios, de los ordenadores servidores están reconocidos por las autoridades que generan estándares y administran la red.

Los servidores también almacenan información accesible desde otros ordenadores. La información es colocada por los propietarios de los servidores o por los de los ordenadores clientes que encargan a los primeros la publicación de dicha información.

El desarrollo de programas complementarios precisos en forma de sistemas operativos o navegadores ha permitido universalizar el uso de Internet. Ello ha facilitado que no sean simplemente círculos de iniciados, científicos o técnicos quienes se aprovechen de las virtualidades de Internet, lo sucedido hasta este momento. En la actualidad cualquier usuario de un sistema informático puede utilizar la red, haciendo partícipe de los elementos de su sistema a los usuarios de otros sistemas informáticos con los que esté conectado. Esto permite el trabajo a distancia y actuar en forma cooperativa con usuarios de otros sistemas que accedan a la red y tengan un mismo objetivo, e intereses comunes a la hora de utilizar determinada información.

En la actualidad nos encontramos a las puertas de la generalización universal de dichas virtualidades gracias al desarrollo de aplicaciones que facilitan el comercio electrónico o a distancia, el envío de mensajes electrónicos entre los usuarios a través del correo y el comienzo de lo que se viene a denominar el Gobierno electrónico, o, más adecuadamente, el acceso automático mediante las telecomunicaciones a las oficinas administrativas de carácter público. En cuanto el grado de uso de los sistemas de información en las empresas es elevado y la introducción de Internet modifica hábitos y modo de producción de las mismas no es raro por ello que se diga también que tales aplicaciones facilitan una "nueva economía": la digital.

Al conjunto de la técnica sintetizada en sus rasgos esenciales hasta este momento se le denomina Internet. Esta técnica posibilita algo que quedaba ya permitido, genéricamente, por los estándares industriales e incluso las normas jurídicas desde que se observó la posibilidad de vincular comunicaciones e informática: la transmisión, utilizando las telecomunicaciones, de mensajes o ficheros entre instituciones, empresas o ciudadanos.

La realización práctica de estos avances técnicos tenía dificultades antes del desarrollo de Internet por la escasa versatilidad de la técnica, que permitía, a lo sumo, el intercambio de mensajes altamente mecanizados o formalizados entre los ordenadores del emisor y el receptor utilizando líneas de comunicación telefónica especialmente dedicadas a ello.

En efecto, mecanismos como el EDI (Electronic Data Interchange) posibilitaban la comunicación entre empresas distribuidoras de automóviles y las factorías que los creaban, generando cambios en el modo de producción y una mejor atención a los clientes, por ejemplo. Pero dichos mecanismos de comunicación no eran adecuados para la expansión y generalización de las telecomunicaciones en cuanto que requerían de sus usuarios el conocimiento y práctica en lenguajes muy formalizados. Internet, en cambio, permite el intercambio de textos, habla o imágenes, mensajes reducibles a dígitos pero, también, expresables en lenguaje corriente, prácticamente.

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