Planificación financiera personal |
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En el mundo de la inversión financiera la insatisfacción está a la orden del día, y aunque la complejidad de los mercados y la escasa tradición y cultura financieras ayudan poco, buena parte de las causas podemos encontrarlas en la inadaptación de los instrumentos o productos elegidos. Efectivamente, en el momento en que nos desviamos de los objetivos, reconocidos o no, empieza el desencuentro entre aspiraciones y realizaciones, y, por tanto, la insatisfacción.
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Vemos pues, la necesidad de especificar necesidades y recursos, y sus características, para poder concretar los objetivos de la inversión, y, por tanto, los instrumentos elegidos. Empezaremos por las necesidades financieras personales.
Las necesidades financieras personales son en realidad muy variadas, pero podemos realizar un agrupamiento genérico de las mismas que pueden ser "asumidas" por una amplia mayoría de las personas. Seguimos el esquema planteado por AB Asesores MEDW para la descripción de estas necesidades (AB Asesores (1998): "Guía del Inversor". Cuadernos Cinco Días. 1998)
Si pensamos en la acumulación de capital estamos orientándonos hacia un horizonte de largo plazo, en el que, por motivos diversos de los que señalamos algunos a continuación, eludimos del consumo una parte de nuestra actual renta disponible con la intención de cubrir determinadas necesidades futuras. Esta contingencias pueden ser:
a) Para emergencias
La intención es cubrir el potencial desfase entre las necesidades previstas a futuro y los ingresos corrientes, por lo que el motivo justifica la inversión de los recursos con un perfil conservador.
b) Para la jubilación
Es sin duda la finalidad más importante, y no únicamente por el volumen de recursos destinados a la misma. Tiene implicaciones tanto macroeconómicas como particulares, y su orientación a través de determinados instrumentos se encuentra privilegiada fiscalmente (Planes de pensiones, Unit Linked). Los recursos destinados a cubrir esta necesidad deben ser generados de forma constante, sistemática y progresiva. Sobre todo a partir de una cierta edad.
c) Para seguridad
A diferencia del ahorro con destino en la "jubilación", que debe tener la característica básica de constancia, el ahorro de los recursos destinados a este fin tienen un origen esporádico u ocasional, proporcionado por ingresos extraordinarios, y cuyo fin es obtener un complemento al capital destinado a la jubilación, además de añadir valor al patrimonio dedicado a la herencia familiar. De cumplirse las expectativas definidas en el escenario de jubilación, en teoría este capital no debe ser "tocado". Es decir, se trata de un capital para "imprevistos" en el momento de la jubilación, que, de no haberlos, configura patrimonio para la herencia familiar. El instrumento de ahorro elegido dependerá del nivel de "ocasionalidad" del ahorro, del monto del mismo y de la edad del inversor en el momento en que éstos se producen. Para elegir el instrumento de inversión no puede ser lo mismo cobrar extraordinariamente cinco millones con treinta años de edad (la renta variable en adecuadas condiciones de diversificación puede ser una opción) que con sesenta (la opción elegida debe ser más conservadora). De la misma forma, no será lo mismo cobrarlos una sola vez (al no ser un capital estrictamente necesario para el planteamiento de vida elegido podría ser invertido en términos de riesgo) que cobrarlos excepcionalmente cada cierto período (la diversificación entre renta fija y variable debe ofrecer un mayor equilibrio. No es lo mismo gestionar un patrimonio de cinco millones que de quinientos millones).
d) Para la educación de los hijosEn los últimos años las familias con más recursos se plantean una educación diferenciada para sus hijos. En el caso de los más pequeños, durante el bachiller, en colegios privados nacionales o internacionales. Durante la etapa universitaria, igualmente en centros privados, muchos de ellos internacionales. Por último, y en la etapa de postgrado, tratando de obtener una especialización en alguno de los centros que imparten Master. Todo ello, exige una planificación adecuada para cuando llegue el momento.
Se trata de una de las necesidades más comunes y básicas de cualquier persona. Los riesgos personales son:
a) Fallecimiento e invalidez
El producto típico para cubrir esta contingencia es el seguro de vida.
Existen dos perfiles para el mismo: de riesgo y de acumulación. El seguro de vida de riesgo es el que tradicionalmente conocemos e identificamos como tal, en función del cual pagamos una prima periódica que asegura el rescate de un determinado capital para el beneficiario en caso de fallecimiento del tomador del seguro (éste no puede ser la misma persona que el beneficiario por causas obvias). En el segundo caso, el de acumulación, se trata de unas cantidades de ahorro destinadas a la inversión, en cantidades y plazos periódicos libres o preestablecidas en un plan, y el rescate estará en función de las cantidades aportadas y de la rentabilidad obtenida sobre las mismas. A este segundo diseño responden los llamados planes de jubilación o el Unit Linked.
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a) Enfermedad
Paralelamente a la cobertura básica que facilita la Seguridad Social muchas personas consideran adecuado contar con un seguro privado de enfermedad. Si bien los datos indican un enorme crecimiento en la contratación de cobertura sanitaria privada, el mercado potencial sigue siendo bastante elevado, a tenor de las cifras presentadas en países de nuestro entorno.
c) Responsabilidad civil y riesgo de propiedades
En este caso los riesgos cubiertos son los derivados de la responsabilidad frente a terceros por la actividad profesional o privada. En el caso de propiedades, pueden incluir el riesgo de incendio, de robo, etc, diferenciando siempre entre continente (estructura de la vivienda) y contenido (lo que hay dentro de la vivienda). Este último, suelen requerirlo algunas entidades financieras en la contratación de un préstamo hipotecario.
El nivel de ahorro invertido en inmuebles en nuestro país es uno de los más altos del mundo. Se ha constituido como uno de los vehículos de inversión y ahorro fiscal más eficientes de los últimos años. En el lado contrario, el sector de alquiler de inmuebles ofrece indicadores de los más bajos de Europa, aunque probablemente la situación tienda a cambiar en el futuro ya que los índices de mercado han llegado a máximos tanto por los niveles alcanzados cómo por la pérdida de ventajas fiscales en la última reforma.
El sector inmobiliario, en general, está recibiendo un nuevo impulso con el auge en la contratación de los llamados fondos de inversión inmobiliario, cuyo patrimonio activo está conformado por inmuebles, en lugar de los activos financieros que integran los FIM (Fondos de Inversión Mobiliaria).
Una correcta planificación de las inversiones y la utilización de los instrumentos más adecuados pueden permitir al inversor reducir su factura fiscal.
La complejidad de los sistemas fiscales y su alta variabilidad hacen que el asesoramiento en este sentido sea muchas veces tan importante como la propia recomendación financiera.
Imaginemos un inversor con un tipo marginal en el IRPF del 45%, y con plusvalías sustanciosas en anteriores operaciones financieras realizadas (vendidas) en el ejercicio fiscal de que se trate. |
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Podemos seguir con los ejemplos, pero únicamente tenemos la intención de demostrar la importancia de la adecuada planificación fiscal. En los temas correspondientes a los distintos instrumentos detallaremos la fiscalidad y las distintas posibilidades ante ésta.