La franquicia paso a paso (II)

I INTRODUCCIÓN

 

Hoy en día los mercados evolucionan a una velocidad de vértigo, cambian los gustos de los consumidores, cambian sus actitudes, sus necesidades y su forma de vida y de actuación. Esto implica una continua adaptación por parte de las empresas. El pequeño empresario no puede seguir ese ritmo de cambio, porque no tiene ni conocimientos ni recursos para ello, y busca una serie de soluciones a los problemas y necesidades que se le plantean día a día.

Probablemente sea esto, junto a la complejidad de la actividad comercial y la falta de un conocimiento multidisciplinario, el motor que impulsa la necesaria colaboración entre las empresas independientes que intervienen en la franquicia para evitar, de alguna manera, la tendencia de caída que está experimentando el comercio tradicional (se prevé que del 30% actual se pase a un 15% o un 12%; Millonaire, 1998). La dependencia existente entre las empresas será entendida en los términos que se desprendan del contrato, pues no hay que olvidar el fundamento legal de esta fórmula; esto es la franquicia es un método original de distribución de un buen producto o un buen servicio, pero no será siempre una solución válida para cualquier caso, ni nunca la forma en la que una empresa (ya sea franquiciadora o franquiciada) en dificultades pueda salir adelante, sin poseer un fundamento comercial sólido.

Actualmente el sistema de franquicia representa cerca del 5% del comercio minorista español, frente al 20% de Francia o del 50% de EE.UU. Los expertos prevén que para el año 2000 la franquicia alcanzará en España alrededor del 20%.

 

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