Rodríguez
y Calderón (1993) consideran que otra posible cuestión
de estudio para la elección de la franquicia como forma
organizacional son los costes de agencia.
En el caso de que el franquiciador
optase por una estructura
de centros filiales,
deberá hacer frente a los costes y demás problemas
propios de una gestión personal; estos son los costes
de agencia derivados de la supervisión que realiza un
gerente en los casos en los que hay separación entre propiedad
y control. Pero en la franquicia son los propios franquiciados
los gerentes e inversores, cuyos resultados dependen fuertemente
de la actuación de su propio local, puesto que se les
ha concedido la titularidad del mismo. Además, el interés
por el negocio es mayor en cada franquiciado al ser independiente;
si fuesen gerentes contratados, sería más difícil
motivarlos. Y, como ya sabemos, en la elección de los
franquiciados se busca realizar una buena gestión personal
que evitará los costes que puedan surgir en la contratación
de un gerente.
Por lo tanto, con la franquicia se intentan evitar los costes de agencia. Parece ser que son estos costes un
factor clave en la elección de una u otra estructura de
propiedad.
