Con todo lo expuesto hasta aquí se realiza una evaluación, creemos, con el suficiente rigor. Ahora que hemos elaborado el modelo que se adapte al caso que estemos tratando, es el momento de sacar partido a la hoja de cálculo.
Todo lo realizado hasta aquí
pudo ser fácilmente calculado a mano, o con una calculadora.
Pero ¿qué
ocurre si cambiamos algún dato de entrada?; con la hoja de cálculo eso
no representa ningún
problema; con un tratamiento
manual habría que repetir todo el proceso. La capacidad de simulación de la hoja es muy importante para
el evaluador que quiera tener constancia de donde se sitúan
los mayores riesgos del proyecto en el que trabaja. A partir
de aquí, gráficos, escenarios alternativos, adaptaciones
a nueva información sobre costes o precios, etc, etc,
son fácilmente tratadas por el modelo. La posibilidad
de solicitar más información sobre el proyecto,
elaborar gráficos o mejores presentaciones quedan a la
libre imaginación de cada uno.
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