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Marxismo. Doctrina de singular influencia entre las clases medias occidentales y las clases altas orientales hacia las primeras décadas de nuestro siglo. Los seguidores de esta doctrina se hacen llamar marxistas, por profesar las ideas de Karl Marx, pensador de inusual lucidez teórica. La obra de este hombre fue prolífica. Escribió sobre filosofía, historia, economía, política y sociología.
Y por si esto fuera poco, en sus ratos libres se dedicaba a arengar obreros para que hicieran la revolución. Uno de los defectos empero de la producción intelectual del teórico alemán, consistió en su obstinada costumbre de matizar sus análisis históricos con gran variedad de predicciones sobre el devenir, la mayoría de las cuales resultaron un verdadero fiasco.



Masonería. Orden integrada por hombres respetables, que comparten una sincera confianza en la racionalidad humana, un marcado aprecio por las instituciones liberales, y un particular gusto por jugar a las escondidas.


Mercado. Héroe mitológico en ciertas sociedades que, en su honor, se autodenominan de mercado. Personaje invisible pero dotado de voluntad, arbitrio y al menos una mano. Su genealogía se ignora. Es protagonista en innumerables leyendas, de similar argumento y desenlace, en donde cierto número de personas, naturalmente organizadas en grupos, deciden intercambiar algún tipo de bien haciendo uso de sus destrezas y posibilidades diferenciales de negociación, arreglo, simulación, manipulación o imposición de sus términos, para lograr así ciertas ventajas en su transcurso. En ese estado de cosas, el héroe irrumpe en escena y con sempiterna sabiduría vuelve a mezclar las cartas en juego, anulando así la incidencia de aquellas potencias grupales y logrando que el resultado de la partida se ajuste a cierta curva que, a la larga, se equilibra en un punto que solo El conoce.


Metodología. Conjunto de prescripciones que calman la ansiedad del investigador ingenuo y le sirven de guía para redactar sus informes, dotándolos de un carácter sobrio y una prosa oportuna | | Metodología cuantitativa. Instrumento punzante que permite trepanar una naranja, para extraer su cáscara. Se distingue de la metodología cualitativa que permite realizar la misma intervención, con el objeto de alcanzar las semillas. Los debates entre defensores de una y otra herramienta han sido largos y tediosos, por lo que no ha quedado tiempo para inventar una capaz de obtener su pulpa. Mientras tanto, esta operación continúa en manos de la ensayística.


Mito. Lo que por formularse de acuerdo a una lógica distinta a la científica, suele apartarse en sus conclusiones de los resultados estadísticos mejor difundidos o las teorías académicas más recibidas. Los científicos sociales, expertos en su estudio, suelen utilizarlo como sinónimo de falso, lo que ciertamente no colabora en la comprensión de aquellos, pero si en la legitimación de ellos.



Motivación. Lo que hace a un perro mostrarse dócil con su patrón, realizar las tareas que aquél le ordena y al finalizarlas mover la cola en señal de aprobación y agrado. El estudio de la motivación estuvo confinado a las especies inferiores hasta 1924, cuando un grupo de psicólogos de Massachussets. descubrió por error comportamientos similares entre operarias de una planta industrial. Desde aquella época se ha avanzado enormemente en la comprensión de esta fuerza movilizadora de las energías físicas y psíquicas, de la cual puede afirmarse que no es atributo exclusivo de los canes. Sabemos actualmente además que entre la motivación de aquellos y la que afecta a nuestra especie existe una importante diferencia: mientras las fieras realizan sus tareas correctamente y se comportan en forma complaciente, como medio estratégico para obtener alimentos y buenos cuidados por parte del amo, la mayoría de los humanos lo hacen porque lo consideran correcto y además por resultarles altamente gratificante.
Multicausal. Sin causa conocida.