Técnicas univariantes
II Info contable

Algunas precauciones con los ratios financieros

1) ¿Qué son?

La información contable consta de documentos o cuentas anuales de las que se extraen unas variables o partidas contables. En este momento se produce una primera selección y de entre los cientos de cuentas sólo unas pocas son analizadas: partidas como el beneficio o la cifra de ventas son tradicionalmente las que más atención merecen. Como ya comentamos, lo habitual es analizar porcentajes sobre dichas partidas contables, variaciones de las partidas, etc. A menudo hay una agregación o resta de algunas partidas para obtener otras magnitudes.

También es frecuente obtener unos cocientes o ratios. A menudo se justifica la utilización de los ratios por reducir la información contenida en un conjunto de datos. Sin embargo no hay que olvidar que el ratio se obtiene al aplicar sobre dos partidas una función matemática: la división. Quiere esto decir que un ratio es una relación entre partidas contables y la información que proporciona es diferente a la que suministran por separado las partidas. Por ejemplo, si definimos el ratio de rentabilidad como beneficio dividido entre activo, un aumento en la rentabilidad puede significar que ha aumentado el beneficio o que ha disminuido el activo.


2) Comparación con el sector: media, mediana y varianza

Es bien sabido que la utilidad de cualquier ratio se obtiene al compararlo con otros, sea con el mismo ratio en otros periodos de tiempo o con ratios del sector al que pertenece la empresa. A menudo el análisis de ratios de una empresa y su comparación con el sector ha consistido en comparar los ratios de una empresa con la media del sector. Sin embargo como veremos, algo aparentemente tan sencillo puede ser engañoso si no se toman las debidas precauciones.

2a) ¿Qué sector?

Dificultad para definir a qué sector pertenece una empresa

2b) La media no siempre es una medida apropiada de tendencia central

La presencia de empresas con valores extremos para uno o varios ratios puede distorsionar la media. Lo veremos con un ejemplo

2c) Hay que conocer la varianza

Lev (1978, pag 76) apunta que comparar con la media de un sector no es útil si no se conoce al menos la varianza, que nos da una idea de la dispersión. A pesar de ser imprescindible, no siempre se dispone de esta información. En nuestra opinión el problema surge porque en ocasiones tenemos una idea a priori de cómo se distribuye una determinada población y no es absolutamente necesario conocer más información que la media.

EJEMPLO: Media, mediana y varianza

Un ejemplo nos aclara lo expuesto anteriormente: podemos leer en un periódico que la estatura media de los alemanes es de un metro y ochenta centímetros, no precisando de más información adicional sobre la desviación típica. Ello se debe a que tenemos información a priori sobre los seres humanos e imaginamos que habrá alemanes que medirán dos metros y otros más pequeños que medirán un metro y sesenta centímetros. No imaginamos alemanes de tres metros ni sospechamos de distribuciones bimodales. Por ello, conocer la media es en este caso suficiente.

Sin embargo no sucede así con la mayoría de los ratios. Conocer que determinado sector tiene una rentabilidad del 20% es una información incompleta. Si la empresa que deseo analizar tiene una rentabilidad del 15% ni siquiera sabemos si es preocupante o si entra dentro de lo normal. Por ello es necesario obtener una colección de estadísticos descriptivos: media, moda, mediana, desviación típica, varianza, máximo, rango, mínimo, etc. que proporcionan una primera aproximación de los datos de partida.
La mediana es un estadístico que se ve menos afectado por la existencia de valores atípicos.

Un sencillo ejemplo nos lo muestra:

Sean siete las empresas de un sector de las que conocemos el valor de su ratio de rentabilidad, mostrado en la tabla siguiente. Nótese cómo para una empresa la rentabilidad es del 50%, y para las otras seis la rentabilidad oscila entre el 7% y el 15%. La media aritmética para estos ratios es 17%, la mediana es 13%. Difícilmente podemos confiar en que la rentabilidad esperada para una empresa de ese sector sea del 17%, habida cuenta de que de las siete empresas, sólo una supera ese valor. La empresa con rentabilidad del 50% causa esa distorsión en la media. Al eliminar ese valor atípico la media desciende al 12% y la mediana sigue siendo el 13%. Como vemos, en presencia de empresas con valores atípicos, la mediana es un valor central más apropiado. Lógicamente si la distribución fuera simétrica ambos valores, media y mediana coincidirían.

La rentabilidad de siete empresas de un sector


3) Gráficos útiles

En este contexto, una representación gráfica apropiada puede resultar muy clarificadora. En general se recomienda la utilización de histogramas que representen una variable. Asimismo, pueden ser especialmente útiles los llamados diagramas de caja, que veremos en el apartado siguiente. Estos gráficos son muy apropiados cuando tenemos varios grupos sobre los que comparar la información. Proporcionan información completa visual sobre cómo se distribuyen los datos y son por sí mismos una valiosa e intuitiva herramienta de la que la investigación contable apenas se ha ocupado, destacando la labor emprendida por Mar Molinero y Ezzamel (1990).


4) Los valores extremos de las observaciones.

Cuando se dispone de un conjunto de ratios u otras variables de una serie de empresas, algunas pueden presentar valores extremos en uno o más ratios. Este es un fenómeno absolutamente corriente, ya que incluso en una colección de mil datos distribuidos según una función normal, unos diez presentarán un valor alejado de la media en dos veces y media la desviación típica.

4a) Se les considera "culpables"

Pero la presencia de un número excesivo de valores atípicos se considera parcialmente responsable de la no normalidad exhibida por los ratios financieros, de la asimetría de las distribuciones y de incrementar la varianza de la muestra como se muestra en los trabajos de Frecka y Hopwood (1983), So (1987) y Ezzamel, Mar Molinero y Beecher (1987).

4b) ¿Cómo tratarlos?

Se han propuesto diferentes métodos para tratar la presencia de estas empresas con valores atípicos. Kennedy, Lakonishok y Shaw (1992) comentan los pros y los contras de las soluciones más habituales:

  • No aplicar ninguna transformación a los datos
  • Eliminar las observaciones atípicas
  • Limitar el rango de una variable
  • Reemplazar el valor de una variable con su rango relativo
  • Realizar la regresión sobre estos rangos
  • Utilizar regresiones no lineales ajustando un modelo polinómico e imponer una relación lineal con rangos.

Su trabajo demuestra los peligros de asumir linealidad cuando se construye un modelo basado en variables financieras.

4c) Pero ¡ojo!, pueden ser fundamentales

Sin embargo, excluir estas empresas que presentan valores atípicos puede en ocasiones tener un impacto muy importante, como se muestra en el trabajo de Frecka y Hopwood (1983) en el que la mitad de las empresas del sector de refinado del petróleo aparecen como empresas atípicas.

Además en este estudio se pone de manifiesto que hay empresas que son sistemáticamente atípicas, es decir, que en ellas lo normal es presentar ratios anormales. En el trabajo de Ezzamel y Mar Molinero (1990) el hecho de eliminar una observación redujo en dos tercios la media de un determinado ratio.

Incluso desde el punto de vista de la Teoría de la Información, las empresas con valores atípicos, por su carácter excepcional serían las más importantes. Para esta teoría los sucesos improbables transmiten más cantidad de información que los habituales: decir que está lloviendo en el desierto contiene más información que decir que llueve en Inglaterra; de forma paralela, aquellas empresas con rentabilidades atípicas, con niveles de endeudamiento anormales, etc, pueden perfectamente ser precisamente las líderes del sector o las que tienen problemas financieros, y no sólo no deben excluirse del análisis sino que pensamos que merecen un seguimiento especial.

4d) ¿Por qué "molestan"?

El verdadero problema surge con determinados modelos estadísticos multivariantes como el análisis discriminante que al operar con medias son especialmente sensibles a su presencia, por lo que es imprescindible un análisis previo para comprobar su existencia. También el análisis factorial puede verse afectado ya que para ser aplicado con propiedad exige que exista una relación lineal entre las variables. A priori, otros modelos estadísticos como las escalas multidimensionales presentan más fortaleza ante la presencia de empresas con valores atípicos; también los modelos neuronales, como trataremos de comprobar más adelante.

4e) ¿Cómo detectarlos?

Existen diversos procedimientos para detectar estas observaciones atípicas: Mar Molinero y Ezzamel (1990) utilizan un método basado en la desigualdad de Tchebyschev. Aquellos valores que se alejan de la media por un valor mayor de tres veces la desviación típica son considerados anómalos. Laffarga, Martín y Vázquez (1985) calculan la distancia de Mahalanobis y cuando es excesiva entre el ratio o vector de ratios de una empresa y la media del grupo la clasifican como empresa atípica.

Peña (1991) calcula los límites inferior y superior con la siguiente expresión:

Li = Q1 - 1,5 (Q3-Q1/Q2 )

Ls = Q3 + 1,5 (Q3-Q1/Q2)

siendo Qi los valores de los tres cuartiles, que contienen el 25%, 50% y 75% de los datos respectivamente. Aquellas empresas cuyos ratios no pertenecen al intervalo (Li, Ls) se consideran atípicas.

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