Son riesgos asumidos diversificando
internacionalmente y en el transcurso de actividades de
intermediación. Atendiendo a su grado de severidad podrían
ser potencialmente muy importantes debido a la gran volatilidad
de estos activos. Sin embargo, sus posibles impactos negativos
son de escasa importancia por ser fácilmente
controlables y tener poco peso
relativo dentro del volumen general de la actividad bancaria.
Un banco se expone al riesgo de tipo de cambio siempre que sus
posiciones de activo en una determinada divisa no
se compensen con posiciones pasivas en la misma divisa
y para el mismo vencimiento.
Este riesgo se ha hecho nulo para las operaciones con los países
de la zona euro.
