Economía, empleo y sociedad VI . La Unión Europea y el empleo |
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El origen principal de la escasez de empleo en Europa hay que buscarlo en las políticas macroeconómicas de los años setenta y ochenta, en la que la falta de coordinación fue un hecho habitual, lo que produjo desajustes monetarios que obligaron a fijar unos elevados tipos de interés para frenar los procesos inflacionistas.
En los últimos años, el empleo bruto en Europa ha experimentado un crecimiento, pero que resulta insuficiente ante el aumento de la oferta y las nuevas cualificaciones demandadas.
Las elevadas tasas de desempleo han sido producidas por:
1º) El cambio tecnológico tan profundo y rápido que se ha producido en la estructura productiva, lo que ha obligado a un rápido proceso de adaptación a las nuevas formas de organización laboral y a la nueva situación producida por la integración económica de los estados miembros de la Unión.
2º) La globalización de las actividades productivas, que para llegar a alcanzar las cotas de competitividad exigidas en el mercado deben reducir costes, y éstos han sido principalmente laborales, a costa del establecimiento de nuevas fórmulas de empleo no estable, como jornada parcial, contrataciones eventuales, de servicios...
3º) Cambios en la oferta de trabajo como consecuencia de: a) la incorporación de la mujer al ámbito laboral, con unos niveles de cualificación y especialización cada vez más cercanos a los del varón; b) la oferta de jóvenes demandantes de su primer empleo; c) el aumento del colectivo de mayores de 45 años desempleados, con unas ocupaciones que ya no son demandados por el mercado; d) el aumento de la inmigración extracomunitaria legal y clandestina, que ocupa puestos de trabajo a menor coste y en peores condiciones de protección social.
4º) El aumento de los gastos sociales derivados del envejecimiento de la población y de la expansión de las políticas de bienestar y de protección social.