El Estado de Valor Añadido

II Definición y Estructura del EVA

2.1) Definición.

Comenzamos definiendo el Estado de Valor Añadido como un estado económico-financiero, histórico, de circulación real, que muestra el valor económico generado por una unidad productiva y simultaneamente describe cómo se distribuye entre aquéllos que han contribuido a su creación.

En efecto se trata de un estado histórico al construirse con información retrospectiva, que cubre períodos anuales por confeccionarse usualmente a partir del Estado de Pérdidas y Ganancias y de la Propuesta de Aplicación de Beneficios y representa Circulación Real, en cuanto que da cuenta del desarrollo de las actividades de compra, producción y venta en la empresa, indicando, además de las rentas generadas en ese proceso, su reparto en el seno de la empresa.

2.1) Estructura.

Referente a su composición, dos documentos de la contabilidad tradicional son necesarios para la obtención de los datos necesarios en la elaboración del estado de valor añadido; estos son, la cuenta de pérdidas y ganancias y la propuesta de distribución de beneficios.

En el primero de ellos, el beneficio se obtiene como diferencia entre los ingresos y los gastos del período, para lo cual, estos se suelen clasificar de acuerdo con uno de los siguientes criterios: por naturaleza o por función. Cualquiera de las dos clasificaciones, se pueden incorporar en la elaboración del EVA, pero adoptando sus partidas una disposición diferente, dado que los costes han de agruparse, en relación a la clase de partícipes que serán retribuidos mediante la distribución de éste valor. Del segundo, obtendremos información sobre el destino asignado al resultado contable; esto es, la proporción de beneficios retenidos frente a los dividendos distribuidos.

El objetivo de la cuenta de pérdidas y ganancias es mostrar el resultado del período, obtenido por la entidad en favor de sus accionistas; el incluir, además, un estado de reparto, nos informa sobre qué cantidad de resultado se ha distribuido en forma de dividendos, y cuánto se ha destinado al autoenriquecimiento de la propia empresa.

Podemos presentar a continuación de forma algebraica, la relación existente entre ésta información clásica y el estado de valor añadido del siguiente modo:

 

I) Estructura de la Cuenta de Pérdidas y Ganancias y de la Distribución del Beneficio:

P - C - S - I - A - T = B = D + R [1]


Siendo:
P = Valor de la producción.
C = Compras y otras adquisiciones exteriores
S = Sueldos y salarios y otros gastos de personal
I = Intereses de capital ajeno
A = Amortizaciones y provisiones
T = Impuesto sobre el beneficio y otros tributos
B = Beneficio del ejercicio
D = Dividendos
R = Reservas o beneficios retenidos por la empresa

Modificando ésta ecuación, se puede mostrar la determinación del valor añadido y su posterior distribución entre los componentes del equipo productivo.

II) Estructura del estado de valor añadido.

El valor añadido bruto y su distribución puede representarse asi:

VA = P - C = S + I + A + T + D + R [2]

Donde se muestra la adopción de una suposición de la teoría económica fundamental y es que hay una igualdad entre valor añadido y la renta de los diferentes grupos que participan en la actividad productiva de la empresa.

De las anteriores expresiones se puede deducir que el beneficio es un componente del VA, ya que en definitiva supone una participación más en dicho valor, precisamente la de los propietarios de la empresa. De manera que, a la cuestión de ¿qué partidas tendriamos que sumar al beneficio para obtener el valor añadido? la respuesta es evidente, aquéllas cuentas de gastos que representan remuneración de factores, es decir,

VA = B + S + I + A + T

Fijando ahora nuestra atención en [2], podemos reflejar la distribución del valor añadido generado, en función del Cash-Flow, entendiendo ésta noción como expresión de la suma de beneficios más amortizaciones y provisiones, es decir, recursos generados por las empresas durante un periodo de tiempo.

De los diferentes niveles de agregación posibles del concepto, utilizamos el Cash-Flow Neto. (esto es, CF Bruto - Impuestos). Por tanto, definiendo el Cash-Flow como:

CF = A + Pr + D + R

Tendremos, la distribución del valor añadido en función del Cash-Flow, en su versión de recursos generados.

VA = S + I + T + CF

Esto es, hemos añadido al beneficio neto ciertos elementos que son gastos del ejercicio, los cuales a su vez, forman parte del CF generado. (Ver cuadro 11.1)

De este modo se puede informar sobre el VA en relación con las fuentes de autofinanciación, incluida la función financiera de las amortizaciones.

Esta forma de determinación del VA, es seguida por la Dirección General del Patrimonio del Estado, para presentar el VA bruto de las empresas estatales. (ver Cuadro 11.2)

En las expresiones anteriores se puede observar una de las diferencias sustanciales entre estado de valor añadido y cuenta de pérdidas y ganancias, y es que, el input interno es tratado como una disposición del valor añadido; nos referimos a que en el EVA los sueldos y salarios, son considerados como aplicación de la riqueza creada, mientras que la naturaleza de ésta cuenta hace que sean incluidos en la cuenta de pérdidas y ganancias como una partida de gastos, lo mismo ocurre con los intereses de capital ajeno, o con las amortizaciones.

Por lo tanto, lo que hemos hecho para pasar de una estructura, presentada de forma generalizada por las empresas, -estado de resultados y su reparto- a otra, no tan utilizada como es el estado de valor añadido, ha sido una sencilla transposición de términos. El valor añadido es una magnitud que informa de los resultados empresariales, como lo es el beneficio, lo que sucede, como hemos expresado en [2], es que el beneficio constituye parte de ese valor añadido.



No ha de olvidarse que el beneficio es una renta residual frente a las demás rentas generadas por la empresa, por lo que el VA, se configura como variable fundamental a tener en cuenta para, deduciendo de ella las retribuciones de los otros factores, estimar el beneficio (Leach, F., 1992, p.398)

A nuestro modo de ver, la razón básica que respalda la utilización del estado de valor añadido, como un nuevo documento de información de las empresas, se centra, por un lado en que el valor añadido está fundamentado, más claramente que el beneficio, en una medida de la capacidad de la empresa en generar rentas. Por otro, mientras que el beneficio describe las transformaciones del valor neto de la empresa, de tal modo que se podría expresar, como "la diferencia entre dos situaciones netas consecutivas, pero manteniendo en todo caso la eficiencia productiva de la empresa" (Fernandez Pirla, J.M. 1974, p.194), el valor añadido se genera sobre las operaciones corrientes, hasta el punto que, las pérdidas o ganancias no relacionadas con operaciones de la actividad de la empresa no se contabilizan en el cálculo del valor añadido, y si en la determinación del beneficio.

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