El Cuadro de Mando
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La estructura de los Cuadros de mando de los distintos departamentos y niveles de responsabilidad, no distan mucho entre sí en la gran mayoría de las empresas que los emplean. En nuestra opinión, consideramos que todos tienen una serie de elementos en común, entre los que podemos destacar:

  • La utilización de datos de naturaleza cuantitativa, ya sea en términos relativos o absolutos.
  • Un horizonte temporal de carácter mensual fijo. En la mayoría de las ocasiones el análisis de la información se da únicamente por meses, no pudiendo disponer de resúmenes de distinta duración.
  • La comparación entre los objetivos marcados y la gestión alcanzada, ha sido prácticamente hasta la fecha, la base de análisis de cada una de las responsabilidades en la empresa.
  • La utilización de gráficos explicativos y anexos a los Cuadros de mando, ha sido escasa.
  • Existe cierta unanimidad en todas las empresas en cuanto a preparar un gran número de informes que facilitan resúmenes y datos de la gestión llevada a cabo por los responsables, pero no a dar soluciones o posibles vías de acción para cada situación.
  • Por regla general, y cuando existe un hardware adecuado, la hoja de cálculo y aplicaciones similares son los medios más extendidos de análisis de datos, sin estar complementados por otras técnicas mucho más actuales.

En la mayoría de los casos, y con un carácter de tradicionalidad, el Cuadro de mando mantiene una estructura habitual como la que podemos contemplar a continuación:

El Cuadro de mando de cada departamento contiene unas variables determinadas que son controladas a través de unos indicadores clave. A través de éstos, y realizando una comparación con los objetivos marcados por la empresa se pueden obtener una serie de desviaciones que, mediante su análisis y contrastación, se convierten en un eslabón muy importante en el proceso de toma de decisiones.


Nosotros estamos de acuerdo con dicha estructura, pero además proponemos la inclusión de la cuarta de las partes del contenido del Cuadro de mando, en cuanto a que el modelo nos facilite la toma de decisiones. Al hilo de esta cuestión, en A. López Viñegla (1997), propusimos sobre la base de un departamento comercial un esquema de Cuadro de mando muy sencillo, en el que se contempla esta cuarta parte que indicamos:


En este modelo se empleaba una técnica que se asemejaba al funcionamiento de un semáforo, con la cual se nos advertía que la empresa se excedía en ciertos niveles de peligrosidad indicándonoslo en el color rojo o, en otros casos, en el color amarillo si se encontraba en situaciones delicadas de alerta, o lo que es lo mismo, entrando en ciertos niveles de precaución.

Asimismo, el modelo ofrecía soluciones. En el caso de cada una de las empresas, lo que denominábamos tercer nivel, las variables sobre las que podíamos decidir eran el precio unitario y el nivel de las ventas, y era el propio modelo quien nos sugería el nivel de dichas variables para no alcanzar ninguna de las dos bandas de alerta. Concretamente, obteníamos el precio al que deberíamos vender y/o las unidades físicas que debíamos enajenar para no incurrir en las bandas de peligrosidad o precaución.