El edificio
lógico así construido aparenta ser poco
vulnerable. Su aplicación garantiza la objetividad
y la aceptación universal
de las teorías resultantes. Pero ya hemos comentado al
introducir la línea convencional que la práctica
científica ha distado en muchas ocasiones de los
principios que emanan de la línea lógica. También
hemos dicho que para ser un buen científico no basta con
leerse un tratado de lógica. Pero la línea convencional
va más allá de este
rechazo del protagonismo exclusivo de la lógica formal.
