Criterios de validación científica |
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Vemos que todos estos puntos afectan al primer aspecto que confería a la aventura científica una valoración especial: la posibilidad de conseguir un conocimiento que sea objetivo. Podíamos decir que a lo largo del siglo XX dentro de la Filosofía de la Ciencia se ha producido lo que podría llamarse la abdicación del juez objetivo y se ha ido desde la pretensión de lograr un conocimiento unívoco y plenamente objetivo al convencimiento de lo que la ciencia proporciona es un conjunto de representaciones del mundo externo con una serie de características que las hace útiles para el cumplimiento de determinados fines que aspira satisfacer la sociedad en un momento dado. Este rango de utilidad se traduce en la posibilidad de lograr predicciones exitosas y en la eliminación de la incertidumbre respecto a los acontecimientos futuros. Esto es algo que las ciencias naturales han logrado sin ningún tipo de discusión; las posibilidades de pronosticar el futuro han ido mucho más allá de la capacidad de cualquier persona normalmente dotada. De ahí, que la imposibilidad de lograr la objetividad pura no ha redundado en un menoscabo de la valoración de la actividad científica en ese tipo de ciencias. Más dudas existen sobre este punto en ciencias como la Economía en las que, como veremos después, la posibilidad de lograr predicciones exitosas está abierta a serias dudas por parte de algunos autores.
Si la pretensión de objetividad de la línea lógica se fundamentaba en las características de los dos pilares sobre los que se asentaba dicha línea - conjunto de referencia y mecanismo de transmisión - la puesta en duda de esa pretensión tiene que justificarse en una perspectiva diferente en lo que respecta a la forma que adoptan estos dos elementos básicos.