Participación y comunicación: discurso publicitario actual.
II. Participación en la sociedad de la información: Internet.

Participación en la sociedad de la información: Internet.

Internet puede considerarse una sociedad orientada a las personas. Permite comunicarse y participar a millones de personas de todo el mundo. Nos comunicamos enviando y recibiendo correo electrónico, o estableciendo una conexión con el ordenador de otra persona y tecleando mensajes de forma interactiva. Es mucho más que una red de ordenadores o un servicio de información: es una ventana abierta a la comunicación y a la sociedad. Es el primer foro y biblioteca generales, siempre abiertos a todo y a todos. Por primera vez en la historia, un número ilimitado de personas puede comunicarse con facilidad y libertad.

Internet supone una revolución comunicativa en nuestro siglo, pero una revolución limitada a aquéllos que pueden acceder a ella y poseen conocimientos al respecto. Su apertura no es tan global como se dice o se piensa: muchos son los inconvenientes que hacen de este tipo de comunicación un campo restringido a unos pocos, aunque cada vez se cuente con un número mayor de usuarios.

Se habla actualmente de nuevo siglo, pero sin olvidar que estamos presenciando una nueva era: la popularidad de Internet es un heraldo que anuncia la Era de la Información, en la que Internet se convierte en una serie de servicios de información inteligentes para los hogares, las escuelas, organizaciones e instituciones, por medio de una fibra óptica de alta capacidad y sistemas de transmisión radiofónica.

Durante mucho tiempo Internet fue un instrumento de comunicación entre científicos, pero con el paso de los años llegó a millones de usuarios en todo el mundo, dejando de ser una red para convertirse en una red de redes.

A partir de ese momento, Internet va a permitir que servicios, correspondencia y comercio tengan lugar en un ámbito no físico. Porque por Internet circulan hoy, gratuitamente, toda clase de informaciones valiosas, junto con comunicaciones personales, ofertas comerciales y, también, bastante basura de todo tipo, porque como dice Manuel Castells "es como la vida misma. Y, y como la vida misma, tiene pornografía, racismo, fascismo, subversión y maledicencia. Pero también tiene ciencia, educación, cultura, información, llamamientos a la solidaridad, debates políticos, cotilleos personales, recetas de cocina y fantasías "on line". El hecho de que sea una red de redes es esencial para su capacidad de comunicación y la incapacidad de controlarla. Estamos ante un mundo en el cual las fronteras físicas o nacionales se vuelven irrelevantes; un mundo en el que las pequeñas tiendas de los más apartados callejones pueden comerciar y vender a sus clientes a los largo y ancho del mundo. Un lugar en el que la aplicación de las leyes y normas se vuelve difícil, imposible o irrelevante; un lugar que puede evolucionar hasta conseguir su propia categoría de nación: una cibernación.

Con la exposión de las redes interactivas multimedia como Internet, aparece un nuevo tipo de ciudadanos, una multitud de personas diversas que desean expresar su opinión. La tesis de la "inteligencia colectiva" es verdaderamente atractiva y anuncia, gracias al rendimiento de los multimedia, una nueva etapa del proyecto republicano que garantiza el acceso de todos al saber.

Ciertos pensadores ven en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información la ocasión para relanzar la participación ciudadana en las decisiones que a todos afectan. Y esto es posible ya que la comunicación informatizada es más barata que los medios de comunicación tradicionales. Convierte a cada persona que la utiliza en un editor en potencia, capaz de llegar a un público de millares o incluso millones de usuarios esparcidos por toda la superficie del mundo.

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