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| Los diez mandamientos del agua |
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MEDIO AMBIENTE subportal |
| 6.- “Protegerás la pureza del Agua con palabras y hechos”. |
Tradicionalmente el gran objetivo de la administración hidráulica española ha sido el disponer de grandes cantidades de recurso, dejando a un segundo plano sus características cualitativas. En este sentido la política hidráulica, en su intento de implantar estrategias de gestión sostenibles, ha experimentado un giro radical dándole prioridad a la protección y conservación de la calidad de las aguas.
Actualmente, tal y como afirma Arrojo (1999) la calidad es un factor fundamental a la hora de definir el valor económico del agua. En este sentido, no se puede diseñar una estrategia de gestión eficiente en materia de aguas haciendo referencia, únicamente, a los aspectos cuantitativos sino que debemos incluir en el modelo variables de tipo cualitativo. Arrojo y Naredo (1997, pp.126) están convencidos de que el esfuerzo destinado a defender ecológicamente la calidad de las aguas se traduce en una mayor cantidad del recurso para diversos usos.
El interés por defender la buena salud de los ecosistemas acuáticos se ha visto apoyada por la legislación surgida con objeto de favorecer los procesos de “limpieza” del agua ya utilizada antes de ser vertida al medio, en este sentido el Real Decreto Ley 11/1995 y el Real Decreto 509/1996 que transcriben la Directiva Europea 92/271/CEE establecen que se deberá contar con tratamientos secundarios (9) o procesos equivalentes antes del 1 de enero del año 2006, en las poblaciones con más de 10.000 habitantes equivalentes, y en aquellas con más de 2.000 habitantes equivalentes, que viertan aguas continentales o estuarios.
(9) El objetivo de los tratamientos secundarios de depuración de aguas residuales es eliminar la materia orgánica biodegradable presente en el agua residual y que no ha sido eliminada en el tratamiento primario, por lo tanto, suponen un mayor afinamiento en el proceso de depuración.
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