Un gap negativo significa que los pasivos sensibles son superiores a los activos sensibles, es decir, que una parte de los activos no sensibles es financiada por pasivos sensibles. En otras palabras, la entidad bancaria presenta una posición de sensibilidad pasiva porque el volumen de pasivo sujeto a variaciones en los tipos de interés es superior al volumen del activo. En estas condiciones, si los tipos disminuyen, el banco se beneficiará, mientras que si se incrementan, su margen disminuirá.
Un gap positivo
indica que los activos sensibles
son superiores a los pasivos sensibles
o que parte de los activos sensibles se financian con pasivos
no sensibles. En este caso, la entidad presenta una posición
de sensibilidad activa, lo que implica un aumento del
margen cuando los tipos de interés aumentan, y su disminución,
cuando los tipos disminuyen.
