La Gestión de las Relaciones Bancarias en la Empresaeste

VI El control financiero de las operaciones bancarias

Hay que desechar la idea preconcebida de que lo que hace el banco o caja de ahorros está bien hecho, o la convicción de que si cobra alguna cantidad es porque "así estará estipulado".

Las entidades financieras no están libres de errores ni son infalibles, además la experiencia ha demostrado que el volumen de equivocaciones es alto y de diversa índole.

Por otro lado, aprovechando la complejidad de las matemáticas financieras, los bancos y cajas pueden efectuar los cálculos de las operaciones aplicando el método o criterio que más les favorece.

Por ejemplo, para el cálculo de las operaciones en las que la banca ha de cobrar dinero, tales como créditos, préstamos, descuento de efectos, etc., hay entidades que utilizan la base de 360 días comerciales, y no los 365 o 366 días naturales, ya que al dividir un número por otro que es inferior al que realmente corresponde, el resultado es un número mayor, es decir que ingresa un mayor importe.

Por el contrario, para operaciones en las que el banco ha de pagar dinero, por ejemplo intereses de cuenta corriente, plazos fijos, etc., se da la paradoja de que la misma entidad sí que utiliza correctamente la fórmula adecuada con base de 365 días para no pagar más que lo exacto.

Otra fuente de errores que beneficia a las entidades financieras frente a los clientes bancarios se puede producir en el descuento de efectos, al efectuar de manera errónea la resta entre dos fechas, incluyendo para el cálculo de los intereses tanto la fecha en la que el cliente tenía el dinero en su cuenta como el día de vencimiento del efecto.

Otro error frecuente es el derivado de la incorrecta valoración de cheques impagados. Hay entidades que cuando adeudan un cheque impagado, le aplican valor con fecha del ingreso en vez de respetar el valor de abono que le aplicaron, con lo que están adeudando antes que su abono, es decir están provocando un descubierto por valoración en cuenta corriente.

Para evitar este tipo de problemas el Banco de España se ha visto obligado a emitir normas para el correcto cálculo de las distintas operaciones y a regular tanto el contenido de la reclamación como la forma de dirigirse al Servicio de Reclamaciones del Banco de España. La vigente Circular 8/1990, de 7 de septiembre, amplió y refundió las normas dispersas existentes hasta entonces, que han sido complementadas por otras posteriores, tales como la Circular 13/1993, de 21 de diciembre, la Circular 5/1994, de 22 de julio, la Circular 3/1996, de 27 de febrero y la Circular 4/1998, de 27 de enero.

No obstante, hoy en día en la banca casi todo es negociable y el resultado de las negociaciones con los bancos afectará directamente a la cuenta de resultados de la empresa.

Tal y como se indico en el apartado anterior, el responsable financiero debe intentar plasmar por escrito las condiciones y compromisos pactados por ambas partes, para vigilar posteriormente su cumplimiento y plazo de vigencia para proceder a su renegociación con tiempo suficiente, haciendo especial hincapié en las obligaciones por su parte, lo que demuestra seriedad y profesionalidad, y es la postura más rentable a medio plazo.

Para conocer los límites de sus peticiones tanto en tipos de interés como en comisiones y valoraciones necesita estar informado de la evolución diaria del mercado interbancario, (punto de referencia para negociar tipos de interés), debe disponer de las tarifas de cada banco, debe conocer las normas de valoración bancarias dictadas por el Banco de España en su circular 8/90 y posteriores y, en base a sus negociaciones, debe elaborar para cada uno de los bancos con los que negocie un documento que podríamos llamar ficha de condiciones bancarias.

La ficha de condiciones bancarias es un documento elaborado para cada banco, que recoge cada uno de los productos bancarios que se estén utilizando con detalle de todos sus condicionantes pactados, tales como tipo de interés, comisiones, valoraciones, gastos, periodicidad de liquidación, interlocutores, teléfonos, etc.

Su uso debe ser frecuente, ya que a través de él se verifica el respeto de las condiciones pactadas en cada una de las operaciones diarias y sirve de gran ayuda en la negociación y selección de aquellas condiciones que sean más ventajosas para la empresa y para solicitar ajustes a alguna entidad en alguna oferta.

Es necesario mantener constantemente actualizado su contenido, especialmente cuando se pactan nuevos compromisos por escrito, para poder efectuar un seguimiento que permita cumplir con seriedad lo pactado.

El consumo de tiempo y el esfuerzo que supone para la empresa el control del cumplimiento de las condiciones pactadas no debe considerarse un gasto poco útil, sino una inversión rentable, ya que las retrocesiones y nuevas liquidaciones obtenidas suponen otra fuente de generación de beneficios que pueden llegar a ser muy elevados en función del tamaño de la empresa.

De cara a valorar las relaciones bancarias sería recomendable que el responsable financiero elaborara un documento con el que pudiera prever el negocio bancario que va a generar a cada una de las distintas entidades con las que trabaja.

Partiendo de las necesidades o de los excedentes que se derivan del presupuesto de tesorería de la empresa, el responsable de las finanzas empresariales las reparte entre los distintos bancos con los que va a trabajar, presentando sus cifras a cada uno de ellos en términos porcentuales con respecto al volumen total tramitado. Basándose en esta diversificación de proveedores bancarios debería plantear para cada uno de ellos un modelo que le permita estimar y comparar lo que los distintos bancos están obteniendo con su empresa, para conocer la rentabilidad que obtienen de la relación y poder valorarla.

Se trata de confeccionar un documento que permita conocer de cada banco, tanto los volúmenes de negocio tramitado a través suyo, como su coste en valores absolutos y en porcentajes. Posteriormente se descontará el precio del dinero en el mercado interbancario, lo que permitirá obtener la rentabilidad bruta aproximada que el banco obtiene con la empresa, es decir, el importe que el banco ganará y el volumen de recursos que tendrá que destinar a su cliente para conseguir ese beneficio.

Esta cifra de rentabilidad bruta es la que el banco intentará prever cuando negocie condiciones con sus clientes.

De esta forma, en la primera columna de este "balance y cuenta de resultados banco-empresa" se detallaría una línea por cada uno de los productos que se utilizan agrupados según sean productos de pasivo, (descuento, créditos, préstamos, etc.), productos de activo, (cuentas corrientes, de ahorro, imposiciones a plazo, etc.), productos que generen al banco ingresos derivados de su intermediación, (deuda pública, letras del tesoro, pagarés de empresa, etc.), productos y servicios que les generen ingresos por comisiones, (apertura de créditos, saldos no dispuestos, impagados, mantenimiento de cuentas, etc.), y otro grupo de operaciones que genera al banco días de valoración, es decir saldos obtenidos gratuitamente que utiliza el banco en el mercado interbancario a precios de mercado.

A continuación se haría constar el importe medio ponderado de volumen implicado para cada tipo de producto y el tipo de interés en formato TIR o TAE, lo que permitirá calcular y computar el importe de los intereses pagados o cobrados por cada uno de los productos bancarios, indicándolo en valores absolutos.

En la siguiente columna, y aplicando por ejemplo el MIBOR medio del periodo, se recogería respectivamente el coste de los recursos para el banco, es decir, lo que le cuesta al banco conseguir en el mercado interbancario el importe que prestará a la empresa, o la rentabilidad que el banco puede obtener en el mercado interbancario de los saldos que la empresa deposita en sus cuentas y productos bancarios.

Por diferencia entre los intereses pagados por la empresa al banco y el coste que al banco le supone la obtención del dinero que cede a su cliente, y por diferencia entre la rentabilidad que obtiene el banco con el dinero que la empresa le cede y lo que le paga en concepto de intereses en cuenta corriente, imposiciones, etc., el responsable financiero podrá calcular el margen del banco en valor absoluto.

Esta cifra refleja la aportación por parte de la empresa a la cuenta de resultados del banco. Si comparamos esta aportación con el resultado total del banco, el porcentaje obtenido indicará el grado de dependencia que la entidad financiera tiene del negocio que le cede la empresa cliente. Normalmente no se tratará de un valor muy alto, pero en el caso de bancos pequeños puede ser lo suficientemente importante para que cambie el enfoque de la relación banco-empresa.

Si lo que se calcula es el porcentaje de beneficio bruto del banco sobre los recursos utilizados, aplicando la siguiente expresión:

se obtiene el margen del banco en porcentaje, cifra que tiene un valor comparativo, ya que carece de significado si no se compara con datos de años anteriores del mismo banco o con datos de otros bancos.

En definitiva se trata de un documento especialmente complejo que debe diseñarse y utilizarse de manera que se adapte a las necesidades de la empresa, en función de las actividades o servicios que requiera del banco.

En tanto el responsable de las relaciones bancarias de la empresa sea capaz de estimar el contenido de este documento de forma fiable, estará capacitado para negociar adecuadamente la reducción de las tarifas bancarias, ya que podrá ofrecer al banco la garantía de un determinado beneficio estimado por el volumen y la clase de servicios que pondrá en sus manos a cambio de la cesión de un determinado nivel de riesgo.

Si el responsable financiero anticipa que se van a producir desviaciones con respecto a las cifras ofrecidas a una determinada entidad bancaria, deberá ser proactivo y comunicárselo al banco explicándole las causas, antes de que sea él el que lo ponga de manifiesto o incluso se lo "reproche" a la empresa. Con ello se transmite un absoluto conocimiento de la marcha empresarial y se fomenta la confianza del banco en la empresa cliente.

El director financiero debe estar muy bien informado de la política general de la Banca y conocer de antemano la política de cada una de las entidades con las que va a negociar, ya que esta información y el tener muy claro lo que quiere conseguir y los objetivos que persigue, le situarán en una posición ventajosa ante la negociación.

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