Funcionamiento de los índices clásicos de performance en entornos financieros anómalos

II El índice de Treynor y la valoración de carteras con prima de rentabilidad negativa

1) Estudio de líneas isoperformance

Tal y como ha quedado de manifiesto en desarrollos anteriores, el índice de Treynor también incurre en una mala valoración de la gestión de las carteras cuando la prima de rentabilidad de las carteras analizadas es menor que cero, de hecho, la derivada parcial del mismo con respecto al nivel de riesgo sistemático de la cartera es la siguiente:

Debiendo, igualmente, ocurrir que:

E(Rp) > Rf

Por lo que el índice de Treynor ofrece una mala medición de la performance si ocurre el caso contrario. En principio, se puede pensar que, como ocurría con el índice de Sharpe, las carteras que soporten primas de rentabilidad negativas tendrán un valor:

Tp < 0

Gráfico 4.3

No obstante, en el último punto de este capítulo se abordará el problema posible de que el parámetro b sea negativo, en cuyo caso no se daría el signo indicado. Como la problemática de este entorno es más amplia, en este punto se supondrá que el valor de este parámetro representativo del riesgo sistemático de la cartera es positivo.

Bajo estas circunstancias, esta medida de performance no es coherente en este contexto ya que:

Efecto que nuevamente carece de coherencia financiera y que se manifiesta en el gráfico 4.3. donde se representa el mapa de líneas isoperformance del índice de Treynor en este entorno.


2) Tratamiento de la rentabilidad y del riesgo sistemático en este entorno

De forma similar a los análisis del punto anterior para el índice de performance de Sharpe, se pueden obtener las mismas conclusiones para la medida de Treynor en este entorno ante variaciones de la rentabilidad media y del nivel de riesgo sistemático se pueden obtener las siguientes conclusiones.

De esta manera, se podría comprobar cómo el efecto inmediato que, en este entorno, provoca un incremento del riesgo es el de un aumento de la performance de la cartera, como se puede observar en el gráfico 4.4. Sus características son similares a las del gráfico 3.14, si bien el rango de x se mueve ahora en valores negativos:

Gráfico 4.4

En cualquier caso, no debe olvidarse que esto se cumple siempre que el parámetro b sea positivo.

Ejemplo 4.2. Además de los datos aparecidos en el ejemplo 4.1, conocemos también las rentabilidades mensuales del índice de mercado. Los datos en porcentaje son los siguientes:

 Período  Cartera A  Cartera B  Cartera C  Mercado
 1 1 1 2 1,75
2 2 2 1 0,75
3 2 -2 -2 -3,25
4 -1 -1 -1 -1,25
5 1 2 -4 0,75
6 -3 1 1 0,75
7 2 0 2 1,75
8 1 -1 3 0,75
9 -3 -2 -1 -1,75
10 -1 0 -1 -0,25
11 0 1 1 1,75
12 1 1 -1 0,75

A partir de la Security Market Line obtenemos el nivel de riesgo sistemático soportado por cada una de las tres carteras. Los resultados son:

Cartera

E(Rp)

b(p)

A

0,166

0,25

B

0,166

0,68

C

0,166

0,58

Mercado

0,208




La cartera
A es la que mejor gestionada ha estado de las tres, ya que para obtener la misma rentabilidad media ha soportado el nivel de riesgo sistemático más pequeño, por lo que debería presentar el mayor valor del índice de Treynor. Por el contrario la cartera B para obtener el mismo nivel de rentabilidad soporta el valor de b más grande por lo que debería presentar la peor performance en sentido de Treynor. Los índices de Treynor para estas tres carteras son los siguientes:

 

  Tp  Cartera A  Cartera B  Cartera C
-0,34 -0,12 -0,14

 

Observamos que en un entorno de prima de rentabilidad negativa el riesgo sistemático se valora positivamente, ya que a igualdad de rentabilidades medias las carteras con mayor riesgo sistemático presentan una mayor performance en sentido de Treynor.



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